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La responsabilidad en el hogar forma ciudadanos con valores

La responsabilidad en el hogar forma ciudadanos con valores

Tener una familia conlleva muchas responsabilidades y trabajo, de ahí la importancia de que todos colaboren en los quehaceres de la casa. Los hijos  adquieren valores.

 

Por Betzaida Toulier U.

Llevar un hogar de manera adecuada, para que todo el mundo descanse y se sienta cómodo y feliz en casa, no es tarea fácil, pero sí posible.

Si cuando tenemos un niño nos parece difícil, la tarea aumenta en dificultad cuando tenemos más. De esto sabe muy bien la familia Mendoza-Barría.

“Como familia hemos sido bendecido por el número de miembros, pero no es fácil, conlleva mucha organización”, advierte Eduardo Mendoza, cabeza de familia de seis miembros. Él tiene claro que ser una familia numerosa no es sinónimo de desorganización, “al contrario, todo se puede llevar de manera correcta si colaboramos todos”.

 

En definitiva, la familia nos prepara para vivir en sociedad desde el ambiente de seguridad que nos proporciona.

 

Tareas compartidas

La mañana empieza con la responsabilidad de arreglar la cama y la habitación, de manera que todo quede en orden, y eso ha sido inculcado a los hijos de la familia Mendoza-Barría, pertenecientes al Camino Neocatecumenal.

Fregar los platos es una tarea diaria.

El aseo de la casa es compartido. Los más grandes hacen las tareas más exigentes como: fregar, recoger y depositar la basura en su lugar, entre otras responsabilidades. Los más pequeños deben recoger los juguetes y sus platos una vez terminan de comer, y colocarlo luego en el fregador, detalla Eduardo Mendoza, quien es además diácono permanente.

“Gracias a este proceso, nuestros hijos adquieren valores, conductas o normas que le irán formando como hombres y mujeres responsables en su casa, pero también en sus trabajos”, dijo convencido de que enseñar hábitos requiere tiempo y paciencia.

 

Ambiente sano

En definitiva, la familia nos prepara para vivir en sociedad desde el ambiente de seguridad que nos proporciona, nos comenta la Dra. Juana Herrera, recordando además que es el primer entorno al que los niños acceden para relacionarse y aprender, de vital importancia para que tengan buen ajuste psicosocial en la adultez.

Aunado a todo esto, las necesidades psicológicas: ternura y protección, afecto, comprensión, apoyo, comunicación, forman parte de un ambiente sano que los hará sentirse queridos y es fundamental para el bienestar de la familia, asegura la psiquiatra.

La familia es el refugio de sus miembros, ha expresado el papa Francisco, tras señalar que “hablar en familia, en la mesa, entre padres e hijos”, es la clave para la mejor convivencia