Tercer tema de la Fase de Evagelización: “La sinceridad en el diálogo con los adultos y personas mayores”. Cada parroquia en asamblea vecinal o grupal, compartirá la Palabra de Dios y reflexionará acerca de este tercer tema.
Por Redacción
Desde el 2015, la Arquidiócesis de Panamá cuenta con un nuevo Plan Pastoral, y desde entonces, juntos como Pueblo de Dios, se ha recorrido un largo camino, buscando lo que Dios quiere, y ese sueño de hacer realidad visible nuestra Iglesia como casa y escuela de comunión en el Señor abierta a todos.
Este año 2023, bajo el lema “Seamos puentes de diálogo y testigos de la Buena Nueva”, se descubrirá con gozo el valor de la comunión a través del diálogo, valor fundamental para la convivencia.
El ser humano ha podido vivir y desarrollarse durante miles de años gracias al diálogo, la capacidad para escuchar y comprender al otro. Como nos dice el papa Francisco en su hermosa Encíclica Fratelli Tutti, que el verbo “dialogar” se resume en “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto”.
Hay que dejar crecer al niño con el joven, al joven con el adulto y cada uno a su tiempo responde a su rol, no hay que separarlos, tienen que aprender a convivir.
La Palabra nos ilumina – Mateo Mt. 13, 24-40
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
La Palabra nos hace reflexionar
El llamado a la vida es una combinación y mezcla de realidades, la edad, el sexo, etc… y cada realidad se desarrolla normalmente. Hay veces que como en la parábola del grano y la cizaña, éstas realidades se cruzan. Hay que dejar crecer al niño con el joven, al joven con el adulto y cada uno a su tiempo responde a su rol, no hay que separarlos, tienen que aprender a convivir. Y en la parábola del grano de mostaza, percibimos que desde el más pequeño hasta el más grande tienen necesidades de cobijo, es por eso que juntos en sinceridad podemos a través del diálogo compartir y ser verdaderamente una familia en Dios.
Llegar a ser adulto mayor conlleva una serie de cambios bio-psicosociales, que son parte del proceso de envejecimiento, los que no siempre son reconocidos por nuestro entorno social, porque los ignoran y desvalorizan. Esta situación algunas veces se repite cuando acudimos a los establecimientos de salud donde escuchamos frases como: ¡Ya es la edad y no podemos hacer nada! ¡Debe seguir de por vida este tratamiento! ¡Es normal a su edad! ¡La próxima debe venir acompañado de uno de sus hijos!
Este trato que reciben los adultos mayores les afecta anímicamente y vulnera sus derechos, además, pareciera que tan solo representan un número más en sus historias clínicas y no personas que sienten al igual que los demás. Eso nos hace pensar que quienes trabajan en los servicios de salud se estarían deshumanizando y no están conscientes de que el envejecimiento es un proceso que nos toca a todos en estos últimos tiempos.
Enseñanzas de los adultos mayores
- Nos enseñan cómo superar las adversidades de la vida y aprovechar esta etapa para seguir aprendiendo, y disfrutar de nuestra familia y amigos.
- Son transmisores de sabiduría y experiencia.
- Son los encargados de mantener unida a la familia, dar consejos y apoyo emocional, inclusive, cuidar a los más pequeños.
- Durante los años de crisis han sido precisamente ellos, en muchas ocasiones, el único sostén económico de muchas familias.