Las primeras diócesis creadas en América, después del descubrimiento de Cristóbal Colón en 1492, se formaron en las islas del Caribe en 1511. Sin embargo, en 1513 se formó la primera diócesis en territorio continental. En honor a la advocación de Santa María La Antigua, Enciso y Balboa fundaron en 1510 la ciudad de Santa María de la Antigua del Darién. Al fundarse el primer asiento de los españoles en tierra firme americana, el rey Fernando V pidió al Papa León X que creara allí un obispado, para iniciar desde ese lugar la gran tarea de anunciar a Jesucristo al resto de las poblaciones de este nuevo continente.
La ciudad de Santa María de La Antigua fue sede de la primera diócesis en tierra firme creada por el papa León X con bula del 9 de Septiembre de 1513 y su primer obispo fue Fray Juan de Quevedo Villegas. Esa misma sede, se autorizó para que fuese trasladada el 1 de diciembre de 1521, al lugar que conocemos como Panamá la Vieja. Luego fue pasada, el 21 de enero de 1673, a la nueva ciudad de Panamá.
Su condición de país de tránsito lo convirtió tempranamente en un punto de encuentro de culturas provenientes de todo el mundo. Uno de los mayores contribuyentes a la riqueza del país es la presencia constante de visitantes y la mezcla de culturas de otras partes del mundo. Con casi cuatro millones de habitantes, la población de Panamá está compuesta por mestizos, mulatos, afrodescendientes, blancos, amerindios indígenas y personas de diversos orígenes étnicos. El folclore varía en cada región y está representado por el traje típico, la pollera, la comida y platos tradicionales, así como la música y el baile.