Siempre se ha dicho que una justicia a medias, no es justicia. Veo con tristeza cómo se incrementan cada día los robos, atracos, asaltos, secuestros, maltrato intrafamiliar, asesinatos y otros delitos en nuestro país.
Es cierto que como hijos de Dios hay que ser compasivos, pero también es cierto que las leyes que tenemos o la forma en que son aplicadas, no están evitando que cada día se cometan más delitos.
Hay que dar oportunidad de rehabilitarse a quienes delinquen y quieren cambiar su proceder, pero lamentablemente observo que los planes que se desarrollan para integrar a la sociedad a quienes cometen delitos, no están siendo efectivos.
La clase política, judicial, la educación y la familia, todos han de poner mayor empeño para subsanar este flagelo. Los padres que permiten que sus hijos “ninis” crean que todo es fácil, los políticos y autoridades con coimas, la justicia tardía, los subsidios excesivos sin un verdadero control o estudio, no hacen sino crear personas dependientes, sin metas, sin interés por estudiar, superarse personal ni profesionalmente, pues se acostumbran a que todo les sea dado de manera fácil, sin esfuerzo; provocan en la sociedad un gran problema ya que impide que se realicen como personas, sean responsables y productivos.
Padres, autoridades, todos debemos preocuparnos por qué la juventud sea consciente de su rol, no sean una carga para la sociedad y no tengan necesidad de delinquir cuando no consiguen las cosas de manera fácil puesto que no tienen el hábito del trabajo y claro buscan la manera más fácil de conseguir lo que desean.
No nos quejemos de que los jóvenes no son responsables si nosotros no les enseñamos a serlo.