La Conferencia Episcopal Panameña llama a enfrentar la crisis con unidad, justicia social y respeto a la dignidad humana.
Por Redacción
Reunidos del 30 de junio al 4 de julio de 2025, los obispos de Panamá celebraron su Asamblea Plenaria Ordinaria N.º 223, desde la cual ofrecieron una lectura crítica y esperanzadora del momento que atraviesa el país, plasmada en su comunicado titulado “Panamá nos necesita a todos”.
A la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, reiteraron su compromiso con el pueblo y su voluntad de ser puente para el diálogo, la reconciliación y la paz.
En un inicio marcado por el contexto eclesial, los obispos expresaron su alegría por la elección del papa León XIV, al tiempo que agradecieron el legado pastoral del papa Francisco, “quien fue un pastor cercano y llenó de esperanza al santo pueblo fiel de Dios”.
El comunicado destaca tanto los signos de esperanza como los desafíos nacionales. “Compartimos sus alegrías”, afirmaron, refiriéndose a avances como la Ciudad de la Salud, programas de alfabetización constitucional y el progreso en materia económica.
También alertaron sobre “el elevado desempleo, la violencia, la crisis educativa y de salud, y la desesperanza, especialmente entre las mujeres y los jóvenes”.
Soberanía en riesgo
Uno de los apartados más contundentes aborda la preocupación por ciertas declaraciones de autoridades estadounidenses que “ponen en entredicho el respeto a la soberanía panameña”, en referencia al Canal de Panamá y tensiones geopolíticas.
“Exhortamos a nuestros gobernantes a actuar con apego a los principios constitucionales”, insistieron, en defensa de la dignidad y los intereses nacionales.
En cuanto al fenómeno migratorio, reiteraron que “la migración no puede seguir siendo abordada únicamente como un tema de seguridad”, sino desde la óptica de los derechos humanos. Recordaron que Panamá, como país de tránsito, presencia diariamente “rostros concretos del dolor” de quienes cruzan el Darién.
Retos urgentes
El prolongado paro educativo también fue motivo de atención. Los obispos pidieron un retorno a clases con seguridad laboral y apelaron al compromiso de los docentes, al tiempo que exigieron a las autoridades actuar “sin represalias ni descalificaciones”.
Reconocieron la vocación y sacrificio del gremio docente y su papel clave en la transformación del país.
La violencia creciente, especialmente en regiones donde comunidades vulnerables, como los pueblos originarios, han sido blanco de abusos, también fue señalada.
“Nos duele constatar el uso desproporcionado de la fuerza… Toda forma de violencia deshumaniza y fragmenta”, expresaron con firmeza.
Sobre la economía, los obispos fueron categóricos al señalar que, “la economía debe estar al servicio del ser humano, no al revés”.
Cuestionaron los modelos que priorizan intereses extractivistas y el costo social de malas gestiones gubernamentales.
“Es inaceptable que sean los pobres quienes paguen las consecuencias”, subrayaron, defendiendo el derecho al disenso y la participación ciudadana.
Ser puente y sanar desde la escucha
Frente al deterioro del tejido social, la Iglesia Católica reafirmó su compromiso de ser “puente para el encuentro”. A pesar de los riesgos que esto conlleva, recordaron que su papel es caminar con y entre el pueblo y abrir caminos desde el Evangelio.

“Creemos firmemente que la única salida verdadera será comunitaria e inclusiva; no vendrá de la imposición, sino del encuentro”, aseguraron.
Para los Obispos es urgente dejar de lado enfrentamientos estériles y juegos de poder, y trabajar por consensos duraderos. “La crisis nos convoca a una acción urgente, a una colaboración entre todos”, afirmaron.
La propuesta de la Iglesia es escuchar de verdad, con el corazón, sin juicios ni indiferencia. “Escuchar es el primer paso para sanar relaciones rotas, heridas sociales, divisiones políticas”, dijeron, exhortaron a reconstruir la nación desde el reconocimiento del otro como hermano.
Finalmente, encomendaron el país a la intercesión de Santa María la Antigua, patrona de Panamá, para que inspire un camino de humildad, justicia y generosidad.