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Maduración de la fe en la vida adulta

Maduración de la fe en la vida adulta

Comisión Arquidiocesana de Catequesis 

Los catequistas reconocen que el crecimiento de la fe no es un proceso que va en línea recta sino que, depende del desarrollo de la persona, y esto, a su vez, influye en el camino de la fe. No podemos olvidar que cada etapa de la vida está expuesta a desafíos específicos y debe afrontar las dinámicas siempre nuevas de la vocación cristiana. La condición del adulto es hoy en día particularmente compleja.  En comparación con el pasado, esta edad de la vida ya no se entiende como un estado ya logrado, sino como un proceso continuo de renovación que tiene en cuenta la sensibilidad personal, el desarrollo de nuevas relaciones y las responsabilidades de las cuales una persona debe hacerse cargo. La catequesis con los adultos es un proceso personal y comunitario de aprendizaje, para adquirir una mentalidad de fe «hasta alcanzar la medida de la madurez de Cristo en su plenitud» (Ef 4,13).

La catequesis con los adultos logra su propósito, cuando hace que los adultos sean capaces de asumir su propia experiencia de fe y quieran seguir caminando y creciendo en ella.  Los adultos no deben ser considerados receptores de la catequesis, sino protagonistas junto con los propios catequistas. Es necesario que se haga una acogida respetuosa al adulto como persona, que ya ha desarrollado experiencias y convicciones también en el nivel de la fe y que es capaz de ejercer su libertad, creciendo en el diálogo con nuevas convicciones. En el momento oportuno, el catequista es capaz de hacerse a un lado, animando así a estos hermanos a asumir su propia responsabilidad en su camino de fe. Este acompañamiento puede tomar varias formas: el acompañamiento de candidatos al Bautismo, acompañamiento de aquellos que, bautizados, no han sido evangelizados, parejas con ocasión de la celebración de los sacramentos de los hijos, en las áreas de trabajo y otros.