El Sí de María nos invita a ser perseverantes en nuestros caminos apostólicos, tanto en Encuentro Matrimonial como en la Pastoral de Liturgia donde pertenecemos.
Para nosotros, ser perseverantes es un don de Dios. Aquella luz que nos da una visión de fe pudiendo ver nuestro matrimonio en una dimensión más grande como es el estar revestido y enriquecido con el amor de Cristo; mirando juntos en una misma dirección, llevados de su mano y haciendo nuestro mejor esfuerzo para amarnos sin medida, tal como lo hizo Él.
Nuestra Madre nos motiva a luchar e incluso encontrar razones para amar por encima de las adversidades, grandes o pequeñas, que la vida nos pueda traer. Ella nos ilumina por medio del Rosario el cual es nuestro escudo y defensa por siempre.
El peregrinar con Nuestra Santísima Madre a la luz de los Misterios del Rosario ha sido un camino de transformación para nosotros donde:
– Jesús continúa iluminándonos para ser un mejor matrimonio.
– Jesús nos regala la oportunidad de capacitarnos para apoyar a otras parejas.
– Jesús nos sostiene de su mano para que tengamos pasos firmes junto a Él.
– Jesús nos conduce a la meta sintiéndonos seguros para que depositemos toda nuestra confianza y esperanza en Él.
Los ojos maternales de Nuestra Madre Santísima, de amor, ternura y misericordia, nos animan a ser entregados y sin condiciones dejando a un lado nuestros propios intereses.