El mundo evoluciona, la tecnología avanza por minuto y la iglesia no puede quedarse atrás, sobre todo cuando se habla de catequizar a otros y de la importancia de ir de la mano con el mundo de hoy. El catequista debe prepararse para poder atraer al niño que se prepara para la primera comunión y al joven que se prepara para la confirmación, de modo que estos, no sientan como un castigo el hecho de recibir la formación necesaria y exigida por la iglesia para poder recibir estos sacramentos.
Esta formación no debe ser cansona y extenuante para los muchachos, más bien se les debe brindar un momento de relajación, de amistad y compañerismo en el cual puedan abrirse a otras personas, y posteriormente lograr ese anhelado encuentro con Dios.
El Padre Israel Ramos, Coordinador del Departamento de Catequesis de la Arquidiócesis de Panamá, señala que para impartir una catequesis lo primero que se debe tomar en cuenta es si el niño o el joven sienten interés por lo que van a recibir, porque no se puede profundizar en algo por lo que no se tiene interés.
“Hoy vemos cómo los niños y jóvenes utilizan la tecnología, Facebook, Twitter, Instagram, los videos, y se saben todas las tácticas del celular; y lo hacen precisamente porque les gusta, les apasiona y les enamora, pues así mismo debe aprovechar estas herramientas el catequista, de modo que el joven se enamore de la figura de Cristo, a través de estos nuevos mecanismos”, señala.
Agrega que si no hay una experiencia de encuentro con Dios en la vida del niño o del joven va a resultar algo muy tedioso ir a la catequesis, va a ser de mal gusto, porque sencillamente nadie ama lo que no conoce.
¿Y cómo los enamoramos?
Lamentablemente y sin generalizar, la mayoría de los jóvenes llegan con muy pocos deseos de tomar las cosas en serio, de asistir a las formaciones los fines de semana porque realmente quisieran conocer más de Cristo. Unos simplemente van para ver qué hay de bueno, para pasar el rato, y al final terminan yéndose.
Para que el joven sienta el deseo de quedarse, señala el Padre Israel, no es cuestión de iniciar una catequesis el primer día llenando a los muchachos de doctrinas, de lecturas bíblicas, ni con planes formales que hay que cumplir a través de los libros de confirmación, sino que según lo que estamos viviendo, los jóvenes queden entusiasmados y se propicie una experiencia de querer sentir a Jesús más cerca, pero en base a la realidad que están viviendo.
Partiendo de ahí, la sección de catequesis está lanzando la nueva versión de los libros de Confirmación del primer nivel, que buscan que el joven se examine su parte humana, que mire sus intereses, lo que le agrada y lo que no, que vea su realidad, para luego pasar a la parte en la que se les evangeliza para que amen a Cristo, en el segundo nivel.
También se está promoviendo una experiencia en las parroquias llamada curso Alpha con el que se busca brindar unos talleres de evangelización interactivos y dinámicos, utilizando las tecnologías para que precisamente en el joven se encienda esa chispa de motivación por la persona de Jesucristo.
“Son 10 semanas de evangelización en las que se quiere presentar a Cristo de una manera interactiva a través de videos, para que el joven quede entusiasmado en recibir luego las catequesis”, destaca el Padre Israel.
Agrega que lo que se quiere es que el joven cuando vaya al primer día de confirmación venga con un entusiasmo inicial de querer seguir, de querer conocer más y continuar la catequesis hasta el final.
Aunque no es algo obligatorio, sí es bueno que las parroquias a nivel de la arquidiócesis pudieran utilizar esta herramienta para crear interés en los catequizandos y animarlos a tomar las catequesis de la manera más jovial y adaptada al mundo de hoy.
¿Y yo como catequista?
Para poder lograr que niños y jóvenes sientan interés por recibir la catequesis, hay un factor que juega un papel muy importante, y es el cómo estoy preparado “YO” como catequista.
El Padre Israel señala que el catequista debe ser instrumento para que ese niño o ese joven se enamoren de Dios, y lamentablemente muchas veces se falla en ese aspecto.
Los tiempos cambian y no podemos seguir con la misma metodología de hace años atrás, porque la catequesis no es una escuela, no es cuestión de ponerle exámenes, ni dejarles un montón de tareas.
El sacerdote resalta que esto no es lo más valioso, sino que nazca Cristo en los corazones de los muchachos. “Ahora se necesita más experiencia que doctrina, y no es que no se enseñen los fundamentos básicos de la fe cristiana, sino que con estos tiempos que estamos viviendo se hace más necesaria la vivencia del evangelio”.
Insiste en que “hay que dejar las cosas claras, pues hay catequistas que no viven esa experiencia de amor con Jesús, y lo decimos porque una persona que se ha enamorado de Jesús tiene hambre y sed de él, pero nos hemos encontrado con algunos que no quieren asistir a las formaciones, a las semanas de catequesis porque creen que lo saben todo, sin darse cuenta de que como iglesia, debemos actualizarnos, y eso es una serio problema”.
El acompañamiento familiar
La iglesia también nos pide el trabajo con los adultos, los papás de los niños y jóvenes, y hay un gran desafío en este sentido. Tenemos la responsabilidad, sacerdotes, catequistas y animadores de buscar a los papás, y hasta hacer visitas a las casas, pero eso depende de cómo lo maneje cada sacerdote.
Lo cierto es que no se puede cambiar el corazón de las personas de un día para otro porque todo es parte de un proceso, pero sí se debe luchar para que en esos dos años de catequesis haya un contacto con los papás y se pueda sembrar la semilla del evangelio en ellos, tal como lo hace la Catequesis Familiar.
“Lo que nos toca es que en esos dos años y en ese contacto con los papas, se pueda sembrar la semilla del evangelio, porque hay algunos en los que Dios no significa nada”, señaló el padre Israel.
Los padres de familia tienen que ser los primeros educadores, principal y fundamentalmente con el ejemplo a sus hijos.