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Monseñor Daniel Núñez vivió para Dios y sus hermanos

Monseñor Daniel Núñez vivió para Dios y sus hermanos

Fue el obispo que más años había regido una diócesis en Panamá, Monseñor Daniel Enrique Núñez, quien falleció el 11 de enero de 1999, era un pastor que cuidaba de su rebaño en la diócesis de David, pero permanece latente en los corazones de quienes 21 años después le recuerdan.

Su ejemplo ha sido un testimonio que ha movido a todos. Siendo un Obispo, Mons. Daniel era un joven, inquieto y preocupado, que escuchó la voz de Dios y siguió fielmente su camino en el campo y en la ciudad, dejando un legado de tenacidad y perseverancia. Fue en varias ocasiones presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Panamá (CEP), durante largos años, obispo encargado de los departamentos de educación y catequesis de la CEP. Asistió a la última sesión del Concilio Vaticano II y a varios sínodos de obispos de la Iglesia católica.

Una de sus más grandes preocupaciones fue el trabajo con los sectores indígenas y campesinos de esta diócesis. Un incansable promotor de las vocaciones sacerdotales y religiosas y mecenas de los medios de comunicación de la iglesia al servicio de la nueva evangelización. Destaca Jilma de Caballero, directora de Radio Católica, que Monseñor Núñez tuvo la visión de que Radio Católica sería un misionero gigante, capaz de llegar a donde ningún sacerdote, religioso o misionero pudiera llegar, sobre todo pensando en los queridos hermanos de las comunidades indígenas.

“Lo recuerdo como alguien preocupado por su alcance, ya que en aquel tiempo la radio tenía su torre de transmisión en Potrerillos y no tenía la suficiente fuerza para irradiar”, explica la directora.

“Antes de morir, me encomendó la emisora, yo me asusté porque de Radio no sabía nada y esto era una responsabilidad ante Dios y la comunidad. Estoy convencida que la administración y el mantenimiento de esta emisora lo lleva la providencia Divina”, puntualiza Jilma de Caballero.

Con sus vecinos era muy atento y a pesar de sus muchas ocupaciones, siempre encontraba un espacio para visitarles y conversar un rato, en su trato era muy amable, en otras palabras, un pastor con olor a oveja.

Veintiún años después, sus proyectos siguen dando frutos, con la ayuda y el apoyo de Monseñor José Luis Cardenal Lacunza, del clero diocesano y sin lugar a dudas de los feligreses que apoyan todos los proyectos pastorales que se realizan, en miras de fortalecer los verdaderos valores cristianos, que buscan construir una iglesia de artesanos de Comunión.