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Nuestra Iglesia ayer y hoy

Nuestra Iglesia ayer y hoy

¿Qué es la Iglesia? Es un misterio, que sólo con la fe se puede mirar correctamente.  Al recordar ciertas palabras de Jesús, los Apóstoles descubrieron lo que ella es: una comunidad permanente, destinada a reemplazar al antiguo pueblo de Israel, en la continuidad de la historia de la salvación iniciada con el llamado de Abraham.

La característica principal de esos primeros cristianos era que acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles; a la convivencia fraterna; a la fracción del pan y a la oración.

Ese misterio lo expresaron con imágenes del Antiguo Testamento y nuevos símbolos que encontramos en el Nuevo Testamento: Pedro presenta a la Iglesia como el nuevo Pueblo de Dios, anunciado por Jesús. Pablo la revela como Cuerpo de Cristo, siendo Él la cabeza y nosotros los miembros, destacando la unidad de la Iglesia y la solidaridad mutua que existe entre ella y Cristo. También la presenta como la Esposa de Cristo, imagen que sugiere el amor, la unión íntima y la fidelidad que existe entre ambos.

Juan se vale de otras imágenes bíblicas que confirman lo que dicen Pedro y utiliza el símbolo del Buen Pastor y su rebaño y el de la Vid; la Ciudad Santa y la Nueva Jerusalén, es decir, el lugar donde Dios habita.

Pero la Iglesia no existe sólo como un misterio invisible, es también una realidad externa, concreta, histórica, encarnada como lo fue el Hijo de Dios. Los Hechos de los Apóstoles narran su nacimiento, sus primeras luchas, sus crisis de crecimiento, sus problemas, su extensión fuera de Jerusalén; textos que nos demuestran que el Señor está siempre con su Iglesia, hoy como ayer y mañana.