El pasado jueves 25 de enero, la Iglesia de Colón recibió con mucha alegría y regocijo a las religiosas de La Orden de las Carmelitas Descalzas, que se constituyen como nueva comunidad religiosa en nuestra diócesis.
Esta orden nació en España en el siglo XVI por la reforma que hizo Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Para el acto litúrgico de recibimiento y aceptación, acompañó Monseñor Bertram Viktor Wick Enzler, Obispo de la Diócesis de Santo Domingo de los Tsáchilas, Ecuador, lugar en el cual las religiosas tienen un monasterio fundado.
Las hermanas que iniciarán esta misión son la Hna. Teresita del Niño Jesús, Hna. Madre María de los Ángeles, Hna. Jenny de los Sagrados Corazones, Hna. Judith de San José y Hna. Esther del Sagrado Corazón.
Mons. Manuel Ochogavía, el clero diocesano, sacerdotes invitados, religiosos y fieles en general, se dieron cita en el Santuario diocesano nuestra Señora de la Esperanza en el Valle de la Media Luna, en donde presenciaron la aceptación en nuestra diócesis.
Las hermanas Carmelitas, por solicitud de Monseñor Manuel que les invita fundar un monasterio en la diócesis, vienen caminado desde el año 2016, en el cual visitaron estas tierras para conocer el lugar que se les ofreció para fundar lo que será un Monasterio, cuando se construya dicha estructura y se erija canónicamente.
Las religiosas podrán recibir visitas de los fieles y también estarán recorriendo las diferentes comunidades de la diócesis, para dar a conocer su carisma, el cual encierra la oración y la contemplación, como lo manifestó su fundadora Santa Teresita de Jesús: “Todas las que traemos este hábito sagrado del Carmen somos llamadas a la oración y contemplación”.
Mons. Manuel, en su Homilía, agradeció a todos los que colaboraron para que se realizara este encuentro. Mencionó también que ellas serán un pilar importante para la Iglesia por su carisma, que su presencia es muy importante y pidió a los fieles acompañarlas y darles su apoyo.
La Hna. Teresa Benedicta, en su palabra de agradecimiento manifestó que Dios ha querido que esta fundación fuera pronto, como si Dios tuviera prisa, como si fuera preciso.
Ellas ofrecerán sus vidas por la salvación de las almas y la extensión del Reino de Dios, un estilo de vida, de silencio y oración en obsequio de Jesucristo sirviéndole lealmente con corazón puro.