Nunca es tarde para buscar la santidad

Nunca es tarde para buscar la santidad

Fue en medio de una misa para ancianos y enfermos en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Panamá Viejo, que se presentó el caso de dos abuelitos, Prudencio de 93 años y María de 97, que preocupados pedían ayuda, pues querían santificar su unión a través del sacramento del matrimonio.

¿Y por qué esperar hasta ahora para casarse? Prudencio y María dieron una importante respuesta… “Sabemos lo avanzada de nuestra edad y que muy pronto el Señor nos va a llamar; cuando eso pase, queremos estar en gracia con él”.

Una pareja de la comunidad se enteró de la situación y se la comentó al párroco, en ese entonces, el Padre Rafael Soto, quien decidió apoyarlos en todo lo relacionado a los trámites para que los abuelitos pudieran casarse.

Junto a la pareja de la comunidad, los esposos Carlos y Melva Díaz, iniciaron los trámites. Con la ayuda de la oficina de Cancillería del Arzobispado de Panamá, y siguiendo los debidos procedimientos, se lograron obtener nuevas actas de bautismo, ya que debido al paso de tantos años y de la lejanía de las comunidades en las que ambos nacieron, no se consiguieron las originales.

A la pareja de ancianos, se les brindó una serie de catequesis y se organizó de manera sencilla la boda, que se realizó felizmente el 11 de junio del 2016 “Mi esposo Carlos y yo pensamos que habíamos logrado un éxito apostólico, estábamos muy contentos por eso”, señaló Melva. Sin embargo, el Padre Rafa, al finalizar la misa dijo que desde ese momento se iba a conformar la pastoral familiar y que se hacía el llamado a todas las personas casadas por lo civil, o unidas, para que se animaran a recibir el sacramento…También dijo: Don Carlos y Doña Melva van a dirigir este proyecto.

“Nos tomó por sorpresa, y hasta sentimos temor, pues el Padre Rafa sabía de la situación que vivíamos en casa con mi madre enferma y en cama, además, no teníamos experiencias de este tipo, solo nuestro testimonio como matrimonio”, dijo Melva.

Al llegar a casa, la pareja conversó y decidió que si el Señor les estaba hablando y llamando para servir de esta manera, tenían que hacerlo.

El mismo padre Rafa les dio un libro bien completo sobre el matrimonio, y unido a sus vivencias de años como esposos, complementaron las charlas divididas en temas, durante 15 semanas.

Se realizó un volanteo por la comunidad, y el llamado fue eficiente, 17 parejas se inscribieron.

Durante los últimos días de formación, la pareja guía se vio afectada por complicaciones en la salud de la madre de Melva.

“Sabía que mi mamá no mejoraría, y le expliqué a las parejas, les pedí que oraran; inclusive pensé en decirle al Padre Rafa que pospusiera todo y buscara otra pareja guía”, relata.

Pero recibió mucho apoyo departe de las mismas parejas que orientaban, de hermanos cursillistas y su familia, hijas y yernos. Y aunque su madre finalmente partió a la casa del Padre durante esos días, siguieron adelante, para que 15 parejas celebraran su boda, el 19 de febrero de 2017.

Un trabajo en conjunto

Las parejas que se anotan para los matrimonios comunitarios, son en su mayoría de escasos recursos. Carlos y Melva les ofrecen todo el apoyo, les hacen sentir que no estarán solos…

Hay parejas que se han presentado sin estar casados por lo civil, pero gracias a algunos contactos y conocidos, se logra obtener la información necesaria para cumplir con los trámites debidos y lograr el certificado.

Hay veces que estos procesos llevan un costo, por ejemplo, los exámenes de sangre… “Cuando vemos que la pareja no puede costear algo, tratamos de conseguir donaciones, y algunas veces de nuestro bolsillo; lo hacemos de corazón”, destacan.

Así mismo en el Arzobispado de Panamá han recibido mucha ayuda por parte del Padre Remi-gio Santana y su secretaria Amanda Rivas. Ellos les han orientado y acompañado en algunos casos en los que falta algún tipo de documentación, por lo que aseguran que no hay impedimento alguno para no dar este importante paso.

Bodas comunitarias 2018

El Padre Rafael Soto cumplió su período en Panamá y fue trasladado; sin embargo el nuevo párroco, Mario Ramos, enterado de los matrimonios comunitarios, decidió continuar con el proyecto. Así, este año, 8 parejas se anotaron, todos casados por lo civil, y se prepararon durante meses para recibir el sacramento.

“Con este grupo tuvimos la oportunidad de hacer una convivencia; reímos, lloramos, pudimos escuchar los testimonios de cada una de las parejas, sus vivencias, sus dificultades, y dentro de todas las parejas hubo mucha caridad, caridad mutua”, destacó Carlos.

Alex Cruz y María Félix Nieto fueron una de esas parejas. Destacan que siempre tuvieron el deseo de contraer matrimonio por la iglesia, pero como creían que eran muchos los requisitos, lo fueron postergando. María Félix vio a su hermana casarse en los matrimonios comunitarios del 2017, y aunque ésta los invitó a participar también, siempre hubo excusas para que no fuera en ese momento.

“Uno siempre le busca excusa, pero luego vi que no era tan complicado; pensamos que como mi esposo Alex no estaba confirmado, sería peor, pero la señora Melva y su hija Karol, nos hicieron comprender que no, y nos decidimos”, resalta.

Agrega que también les animó el hecho de querer ser un ejemplo para su hijo, sus sobrinos y demás familiares, además de la necesi-dad de vivir con la gracia de Dios.

Arturo Montes recuerda bien cuando el Papa Juan Pablo II visitó Panamá, y sabiendo que ahora viene el Papa Francisco, y después de tantos años sin comulgar pensó que este era el momento para recibir el sacramento.

“Le propuse a mi señora Marilú Medina, y ella aceptó. Aunque tuve inconvenientes con la fe de bautismo, tuvimos el apoyo de los esposos Díaz y fue posible poder contraer matrimonio”, destaca.

Agrega además, que pudo darse cuenta de cómo la iglesia hace todo lo posible para que las personas mayores que tengan el deseo de casarse, reciban su ayuda y puedan hacerlo.

Este año las bodas se realizaron en el marco de la celebración de la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Asunción, y en la homilía, el Padre Mario reflexionó sobre el hecho de que nunca es tarde cuando la dicha es buena, y de que el amor entre un hombre y una mujer, es un claro ejemplo de que quien busca un verdadero encuentro con él, lo encuentra, sin importar las circunstancias ni el tiempo.