Este templo consagrado en 1764 refleja la vida y resiliencia de una comunidad que ha superado desafíos a lo largo de siglos.
Por Marianne Colmenárez

Los fieles de Santa Ana celebraron con entusiasmo el 261 aniversario de su histórica parroquia, un templo que ha dejado una huella imborrable en el barrio que lleva su nombre. Inaugurada el 20 de enero de 1764, la iglesia fue edificada gracias a la generosidad y fervor de don Mateo de Izaguirre é Ibarzábal, quien financió gran parte de su construcción, y al compromiso de la comunidad, que aportó mediante rifas y donaciones.
Su actual párroco, Anel Sánchez, destacó que Santa Ana no solo es un templo, sino un refugio espiritual que mantiene vivo el vínculo entre sus fieles, incluso aquellos que han emigrado. Además, la parroquia extiende su misión a las capillas de Don Bosco, San José y San Antonio, ubicadas en comunidades con grandes necesidades.

La estructura de esta iglesia ha enfrentado desafíos como el incendio de 1854, que destruyó parte de su estructura y altares. Sin embargo, fue restaurada, dotada de nuevos retablos y, en 1911, su techo fue reemplazado por uno de zinc acanalado.
A lo largo de los siglos, Santa Ana ha sido un símbolo de fe y resiliencia, uniendo generaciones en torno a su legado. “Hoy, sigue escribiendo su historia como testimonio vivo de la devoción, el amor comunitario y la solidaridad hacia los más vulnerables”, expresó el padre Anel.

Nueva tradición en Santa Ana
Con entusiasmo, la parroquia Santa Ana y San Joaquín celebrará por primera vez la Paradura del Niño Jesús, tradición venezolana originaria de los Andes.
Los fieles se encontrarán el 2 de febrero, durante la misa de las 10:30 a.m., coincidiendo con la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, también conocida como la Fiesta de la Candelaria. Este día recuerda cómo el Niño fue presentado por María y José, cumpliendo la ley de Moisés, y reconocido como luz para las naciones por Simeón.
El padre Anel Sánchez agradeció al vicario Alfredo Uzcátegui, venezolano de Mérida, por su conocimiento de esta tradición. “La Paradura del Niño es un llamado a renovar nuestra fe y a ser luz en nuestras familias y comunidades”, afirmó.
Invitó a las familias a unirse a esta festividad que marcará el inicio de una hermosa tradición en Panamá.