Perdón, palabra clave para bien de la familia

Perdón, palabra clave para bien de la familia

Una herida abierta demasiado tiempo se pudre, y si quien la sufre se descuida con ella, puede dañar una parte importante, cuando no el cuerpo entero.

Esta semana, la Palabra nos está diciendo que lo mismo pasa con el alma. Si le dejamos llagas sin tratar, vamos a sufrir más de la cuenta y, si no atendemos el asunto con seriedad y de manea profunda, podríamos perder el mayor de los tesoros.

Y el Señor da otra vez en el clavo cuando nos dice que la clave está en saber perdonar. Es el perdón la mejor medicina para cerrar lesiones emocionales y psicológicas.

Quien lleva a cuestas rencores y memorias dolorosas, sufre, y mantiene abierta la piel del alma, por decirlo de alguna manera que permita entender la importancia de ir saliendo de tanto pasado.

El sujeto, a quien va dirigido nuestro resentimiento, no sufre tanto como uno mismo. Por eso la Palabra nos dice “perdona, pero hazlo con todo el corazón”.

Nos están dando la clave para la serenidad, para la paz, y la buena salud interior.

Así, pues, esta semana nos invitan a cerrar las puertas de ese infierno particular que es la falta de perdón. Sanemos las heridas que tenemos abiertas con esas personas que algún día fueron muy cercanas, con la familia de manera especial, con los amigos, con los padres y madres y, sobre todo, con uno mismo.

Empezaremos a vivir en el Cielo, si desde ahora vamos ensayando el Amor y la Misericordia que, a la larga, nos beneficia a cada cual. Quien perdona, brilla, es capaz de sonreír sin ataduras ni poses, y logra el don más preciado: la libertad.

¡Ánimo!