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Primera vocación panameña para el Carmelo

Primera vocación panameña para el Carmelo

Lucila Chan conoció en marzo del año pasado a las Carmelitas Descalzas unos meses después de haber llegado para la fundación; llegó por curiosidad, aunque movida por un deseo interior que tenía desde hace algún tiempo, de conocer a las “monjas carmelitas” pues había leído “Historia de un alma”, obra de Santa Teresita del Niño Jesús.

Desde entonces manifestó sus inquietudes, por lo que las monjas comenzaron a orar por ella.

Meses más tarde con ocasión de la fiesta de Santa Teresita, -de quien es muy devota- se volvió a poner en contacto con ellas, y les descubrió lo que el Señor había ido haciendo en su alma, y cómo iba entendiendo que la quería para Sí. El Señor la había estado enamorando, y ella quería responder a ese llamado.

Comenzó así el proceso vocacional a través de diálogos y encuentros de oración, para luego pasar a realizar la experiencia de tres meses, en la que la aspirante entra en clausura y experimenta la vida de las Carmelitas, para poder hacer su discernimiento.

Durante la experiencia, confirmó el llamado que había sentido, de vivir a imitación de la Virgen Santísima en su casita de Nazaret, siendo toda de Dios, en una vida sencilla de amor y oración.

Luego regresó a su casa durante un mes para despedirse de su familia y arreglar todos sus asuntos. Llegado el día fijado por la comunidad para la entrada al Postulantado, vino acompañada de su familia y sus amigos más cercanos.

La ceremonia

La iniciación al Postulantado se realiza en una ceremonia sencilla pero significativa. La aspirante se pone sus nuevas vestiduras y de rodillas pide la bendición a sus padres para esta nueva etapa que comienza; se abren las puertas de la iglesia y ella se pone de rodillas y besa el suelo en signo de humildad por el llamado que ha recibido de ser la esposa de Cristo y de venir a vivir en la Casa del Señor; luego besa el Crucifijo aceptando la Cruz, y comienza la procesión por la iglesia, mientras la comunidad canta un canto alusivo a la ocasión.

Antes de llegar al presbiterio, el Pbro. Narciso Abrego, quien presidió esta celebración, hizo la oración de ofrecimiento al Señor en el que se le dio su nuevo nombre para esta nueva vida; de ahora en adelante se llamaría Teresa de Jesús, en honor a la santa Madre Fundadora, y por ser el primer Carmelo en este país y la primera vocación en esta comunidad.

Todos vivieron este acontecimiento con mucha alegría y gratitud ya que cada vocación es un regalo de Dios para la comunidad y para la iglesia, pues habrá un alma más, ofreciendo su vida en oración y sacrificio para la construcción del Reino de Dios y la salvación de las almas, intercediendo de un modo especial por esta diócesis a la que Dios les ha traído.

Ahora ha comenzado su proceso de formación con el Postulantado, luego de un año, Dios mediante, sería la toma de hábito y pasaría a ser Novicia, dos años después hace sus primeros votos temporales que duran cinco años y finalmente la consagración total con los votos solemnes.

La encomendamos a la oración de todos, para que el Señor le con-ceda la santa perseverancia en su servicio.