Todos conocemos, más o menos, la organización de la Arquidiócesis de Panamá. El Plan pastoral la reproduce esquemáticamente en la página 23 y, vista desde abajo, las parroquias se agrupan en vicarías y éstas en zonas pastorales.
Toda institución necesita un mínimo de organización y unas estructuras básicas que la sostengan. Aunque, naturalmente, esto no es nunca lo más importante. El esqueleto humano sostiene todo el cuerpo, pero un esqueleto no es un ser humano…
La función de las estructuras es estar al servicio de las personas y de la vida, y hacer posible en la Arquidiócesis la comunión, la participación, la solidaridad, la corresponsabilidad y la pastoral de conjunto. No podemos olvidarnos nunca de esto, para evitar el error de poner las estructuras en primer lugar o de despreciarlas como innecesarias.
En la práctica, el Plan pastoral tiene que aplicarse y vivirse en cada parroquia, pero para ello es necesario el buen funcionamiento y el apoyo de las vicarías y las zonas. Todo funciona mejor cuando se planea, se realiza y se evalúa en conjunto, desde la más pequeña acción significativa hasta la más profunda transformación y conversión pastoral.
Sirva todo esto para recordar la importancia de participar en las reuniones de vicaría y de zona. Y sobre todo para impulsar los pasos de la aplicación del Plan pastoral: programación del año sectorización de las parroquias, creación del EPAP o equipo parroquial de animación pastoral, organización de la red de mensajeros, carta mensual del párroco, realización de las acciones significativas de cada mes.
Tras la Semana Pastoral de noviembre, se dio un plazo para la programación del año 2017. Agradecemos a las Parroquias que hasta ahora lo han hecho, entregado ya su programación, y exhortamos a que las demás lo hagan.