Que la Misericordia sea un estilo de vida

Que la Misericordia sea un estilo de vida

El Señor nos pide esta semana, y por todo este tiempo fuerte que estamos a punto de iniciar, que la Misericordia no sea una cuestión de temporada, de moda, de calendario y nada más.

Lo que ocurre es que los cristianos nos movemos más en rebaños que siguen proyectos cíclicos y hasta coyunturales, esos que de vez en cuando se activan para dejar algo aquí y otro poco allá, sin poner la conciencia en el proceso, y mucho menos el alma.

Esta semana, pues, la Palabra nos está invitando a descomponer esa rutina mecanizada, y convertir la Misericordia en un estilo de vida, en una forma de ser, en estar siempre a la orilla del camino entregando cada partícula de nuestro ser en beneficio de aquellos que están caídos.

No puede ser de otra manera en estos tiempos, cuando la sociedad necesita tanto de Dios. Por lo tanto, no podemos mantener a ese Señor que salió a nuestro encuentro, encerrado en prácticas individualistas o limitadas a las cuatro paredes de los ritos.

Ante la injusticia y las indignidades de la vida diaria, el cristiano está llamado a alzar su voz y poner manos a la obra para la transformación

El Papa Emérito Benedicto XVI nos dio algunas pistas cuando dijo que no hay mayor acto de caridad que la evangelización. Es cierto, empecemos por transmitir nuestra experiencia de Dios a quienes nos rodean, más que con la boca, con la vida .

Pero también en nuestros ambientes hay un sinnúmero de situaciones que nos impactan el alma por su injusticia, por su indignidad y su falta de caridad para con los más pequeños.

Ante esto, el cristiano debe alzar su voz; está llamado a construir el reino a partir de la realidad que se vive, y que a él o ella deben transformar con Amor.

¡Ánimo!