- Reconquistarse: siendo sonriente, abriendo espacios a la comunicación, con frecuencia tengan detalles de amor.
- Más expresiones de afectos: tómense de la mano, más abrazos, más caricias, más ternura, hacernos sentir que disfrutamos la presencia y cercanía de nuestro cónyuge.
- Reafirmación constante: no hay nada a que renunciar, es la reafirmación constante de mi voluntad, de asumir todo lo que la vida matrimonial me pide. Lo hago con gusto.
- Enfoque en soluciones: entrenémonos en identificar rápidamente el conflicto y activar de inmediato las posibles soluciones. El matrimonio es crecimiento y transformación.
- Matrimonio basado en Dios: el plan del Señor nos llena de felicidad, sabiendo que por medio del sacramento hemos recibido gracias y bendiciones. El matrimonio es el proyecto de santidad para ambos, basados en la vivencia conyugal del amor del Creador.