Misioneros del Espíritu Santo compartieron, en Panamá, estrategias para prevenir el desgaste emocional y vocacional.
Marianne Colmenárez
Desde México llegaron los Misioneros del Espíritu Santo para compartir una jornada de reflexión, encuentro y formación con sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas, en la Arquidiócesis de Panamá.
Los sacerdotes Roberto Pantoja y Marcos Álvarez de Toledo ofrecieron, en el salón Marcos Gregorio McGrath del Arzobispado de Panamá, espacios para dialogar sobre el síndrome de Burnout, una realidad que afecta de manera creciente a quienes se dedican al servicio pastoral.
“Si no entendemos que debemos caminar juntos, nos puede llevar a morir antes de tiempo”, advirtió el padre Pantoja, quien animó a reconocer los signos de agotamiento y a retomar la comunión como camino de renovación.
El síndrome de Burnout fue explicado a través de tres factores principales. El primero es el cansancio emocional, que surge cuando la acción pastoral se realiza de manera desmedida y sin orden.
En clave sinodal, participaron en jornada sobre salud emocional, vida interior y desafíos pastorales.
La acción pastoral desmedida, desordenada, lleva a un cansancio que, además de físico, se torna emocional, provocando desgaste, agotamiento y pérdida de energía vital.
El segundo factor es la despersonalización, manifestada en actitudes frías, cínicas o irritables hacia los fieles que acuden a sus pastores. El tercer factor es la falta de realización personal, que puede terminar afectando la vocación misma.
Este sentimiento de inadecuación y desencanto está conformado por conductas negativas hacia sí mismo y hacia la labor pastoral, con sensaciones de baja productividad y baja autoestima.
Los misioneros también destacaron la sobrecarga de tareas y el peso de las responsabilidades administrativas. “Es para lo que menos se sienten preparados y lo que se percibe como más ajeno a la identidad para la cual fueron formados, esto aumenta el riesgo de desánimo”, reiteró el padre Marcos.
Uso de las Redes Sociales
Uno de los temas centrales fue el cuidado de la vida interior en medio de un mundo digital que fragmenta la atención y la percepción de la realidad.
“Debemos tener presencia de una manera sana, consciente, con los pies en la tierra, sin salir de órbita. Enfocarnos en lo que Dios está pidiendo a cada uno de nosotros, no de mis carencias, ni de lo que yo necesito”, afirmó el padre Roberto.
Proyecto Cruces
El sacerdote español, Marcos Álvarez, señaló que el proyecto se sostiene en cuatro pilares: “la formación permanente, la asesoría y consultoría a procesos organizacionales de iglesia, la rehabilitación para afrontar necesidades o dificultades, y recientemente la creación de un centro de apoyo psicoespiritual”.
Para contactarles pueden seguirlos por su Instagram: @proyecto.cruces
Considerando que han constatado que algunos sacerdotes y consagrados no cuentan con las habilidades y fortalezas requeridas para vivir con plenitud y suficiencia su ministerio, los Misioneros del Espíritu Santo ofrecen esta iniciativa de formación, a través de su proyecto CRUCES y su Fundación Rougier. De esta manera, comparten una respuesta concreta para prevenir el desgaste, procesos. y revitalizar la entrega de quienes han consagrado su vida al Evangelio.
