Los matrimonios se ven impactados por la rutina, los altibajos emocionales, agota- miento, que pueden ir secando el amor y fracturando la relación de pareja.
La Palabra de Dios describe el amor en el matrimonio como un fuego. En el Cantar de los Cantares, la joven sulamita describe, claramente, el amor entre ella y su esposo. Dice, «Porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.» (8,6).
El amor de la sulamita hacia Salomón era como llama de fuego en su corazón . Ella comparó su amor con las dos fuerzas más potentes que conocía: el poder de la muerte, y el poder del fuego. Ambas ilustraciones captan la fuerza y la pasión del amor matrimonial.
Te dejo algunas preguntas necesarias para que vayamos evaluando la relación: ¿reconoces el trabajo de tu cónyuge?, ¿sus logros?, ¿le muestras gratitud cuando trata de agradarte?, ¿has dejado de orar regularmente con, y por, tu cónyuge? ¿cuándo fue la última vez que salieron juntos? Y ¿cuándo fue la última vez que le diste un regalo, o hiciste algo especial por tu pareja, sin que fuera su cumpleaños u otro día especial? Cada una de estas acciones renueva el amor.
Recordemos lo que dijo el Santo Padre en relación al matrimonio. «Es un trabajo de todos los días, se puede decir que artesanal, un trabajo de orfebrería porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a la mujer y la mujer tiene la tarea de hacer más hombre al marido”.
Lean bien el Papa afirmó que es «para siempre”, pero que no hay que asustarse. Se puede construir día a día.
