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Tareas pastorales exigen mayor compromiso

Tareas pastorales exigen mayor compromiso

El Vicariato Apostólico de Darién desarolla un trabajo pastoral que combina la evangelización, formación y desarrollo de la vida sacramental, pero es una tarea que exige mucho más a quienes lo ejecutan, precisamente por una serie de limitaciones físicas, de comunicación y de falta de un caminar en la fe en las comunidades.

Accionar Pastora

Monseñor Pedro Hernández Cantarero, Obispo de esta región, recalca que la importancia de lograr un enfoque más vivencial accesible para todos es un compromiso que hoy más que nunca es necesario completar y definir. Destaca Monseñor Hernández Cantarero que, cada dos años –en el mes de enero- se hace una asamblea en el Vicariato, y cada dos meses se realizan consejos pastorales para ir evaluando las actividades que se ejecutan en las zonas misioneras de esta región.

Cada sacerdote en su zona misionera trabaja en la preparación para los sacramentos. Algunos programas que se encuentran en estas comunidades son Cursillos de Cristiandad, cursos de formación para la evangelización, capacitación de evangelizadores, preparación de personas en el ámbito escolar, entrenamiento a jóvenes sobre informática, métodos lúdicos de aprendizaje, entre otras necesidades que por él área donde se encuentran son necesarias para su desarrollo, algo que va más allá de las propias tareas de la Iglesia.

Caminos de fe

De las 10 zonas misioneras existentes, siete son las más accesibles. En este Vicariato se encuentran cuatro congregaciones religiosas: Misioneros Claretianos, Hijas de María Auxiliadora, Las Hermanas Lauritas y las Hermanas de Mariknoll, es decir, una masculina y tres femeninas.

Tareas pendientes

Destaca Monseñor Pedro que entre las tareas pendientes está una evangelización más de salida; hacer que las comunidades asuman sus responsabilidades a nivel personal y comunitario; superar el paternalismo galopante que existe en ellas, y perfeccionar el

quehacer pastoral. “Mensualmente trato de visitar al menos una vez al año todas las zonas misioneras por seis días cada vez. Aparte de la participación en las fiestas patronales y en algunos sacramentos, esto mantiene esa cercanía de una Iglesia

comprometida con su pueblo y que invita a seguir trabajando por cada comunidad”, explica Monseñor Pedro. Resalta Monseñor que “nuestra Iglesia necesitaría más presencia misionera, mejor equipamiento en el aspecto económico, mayor compromiso de nuestros misioneros en la incidencia pastoral”, acotó.