Cuando eras niño creías todo los que tus padres o maestras te decían, no tenías la capacidad para reflexionar profundamente o de informarte por ti mismo sobre algún acontecimiento. Esa etapa la has dejado atrás, necesitas formarte, conocer, cuestionar, decidir, tener tus propios criterios y no ser como borregos.
Tu vida nadie la ha vivido y solo tú podrás andar tu propio camino, aceptándote como un ser único que tiene diferentes talentos y debilidades, a su vez responsabilidades que asumirás a lo largo de la vida.
Para la psicóloga Ángela Correa, los niños y adolescentes copian los modelos que están a su alrededor, y que resultan ser atrayentes para ellos.
Ser uno mismo, ¿que quiere decir?
La especialista explica qué significa ser auténticos, sinceros, a mostrarse tal como es, sin máscaras. Es la forma más sana de socializar.
Desarrollar un pensar, sentir y actuar. No dejarse llevar por lo que piensa la gente, el grupo de amigos, el gobierno, la televisión. Cada quien debe reflexionar, si algo es realmente cierto y conveniente, si les ayudará a mejorar y a crecer como personas.
Descubrir cualidades que quisieran tener es bueno; esa cualidad la vamos a integrar a nuestra personalidad. Pero jamás podremos ser la otra persona. Ella es ella y tú eres tú.
Correa señala que somos seres en relación, y nuestro primer círculo de interacción es la familia, donde se aprende lo básico de las relaciones interpersonales, allí se tienen los primeros modelos a seguir, ya que los mismos son el punto de partida para desarrollar la propia personalidad.
Ya no pueden responder de tal forma porque así te lo dijeron cuando eras pequeño y debes creer, al contrario debes creer porque estás convencido, porque así lo eliges.
En el plano de la religión, pasas de una fe heredada por tus padres, a una fe personal.
¿Eres un joven católico, apostólico y romano porque así lo inculcaron tus padres o porque quieres y eliges serlo?
La psicóloga afirma que “la fe nos llega como una semilla, porque nuestros padres nos bautizan y son los primeros responsables en educarnos en la fe. Sin embargo, al ir creciendo los jóvenes confirman su seguimiento a Jesús, porque han alcanzado la madurez cristiana, que los capacita para dar razón de su fe”.