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Todos llamados a remar juntos

Todos llamados a remar juntos

 BIENVENIDA Y AMBIENTACIÓN

¡Bienvenido hermanos y hermanas! La Iglesia ha reflexionado frecuentemente sobre la crisis sanitaria que vivimos, procurando sembrar esperanza en medio de tanto sufrimiento y dando una dirección, algunas claves y directrices para reconstruir un mundo mejor, que podría nacer de esta crisis de la humanidad.  Aprovechemos este tiempo para profundizar en la llamada de Dios a trabajar juntos, con fe y sin dejar a nadie abandonado en su dificultad.

ORAMOS

Te pedimos Señor, fortaleza en estos tiempos de tribulación, que podamos profundizar nuestra relación con Jesús, que nos invita a que todos seamos uno como Él y el Padre son uno. Que no tengamos miedo a vivir la alternativa de la civilización del amor de relacionarnos con las personas sin ser indiferentes, para construir una realidad más fraterna y solidaria.

HECHO DE VIDA -QUEDATE EN CASA-

Un periodista entrevistaba al vocero de un grupo que protestaba en las calles de la ciudad y él decía: 

-“Quédate en casa” no es lo mismo para todos, ni afecta a todos por igual. Una cosa es tener una casa con cocina, sala y un cuarto propio para cada uno de los hijos, con uno o dos baños dentro de la casa, disponer de internet, con un jardín donde los niños pueden jugar y agua potable las 24 horas al día. Otra cosa es vivir en un solo cuarto, con paredes de zinc y piso de tierra, la cocina en la misma habitación de tres por tres metros, donde los cuatro hijos duermen y todo se hace, sin jardín y el único espacio para jugar sea la misma calle. Muchas veces el agua nos llega, sólo un par de horas en la noche o dos veces por semana, y a veces ni eso, un carro cisterna llena los recipientes puestos en la orilla de la calle. Aunque mil veces se nos repite que “hay que lavarse las manos”, donde no hay agua limpia, de nada sirve. Es cierto, la cuarentena nos afecta a todos, pero no a todos por igual. Muchas personas viven serias dificultades durante esta pandemia, pero el riesgo es que nos golpee un virus todavía peor, el del egoísmo indiferente, que se transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí, que todo irá bien si me va bien a mí. Pidamos a Dios que nos conceda ganar la batalla al egoísmo para remar juntos hacia la construcción de una civilización de amor. 

ESCUCHAMOS LA PALABRA DE DIOS

La Palabra de Dios nos guía en lo cotidiano para actuar como discípulos suyos sin indiferencia, atendiendo las necesidades de nuestro prójimo, Hechos 2, 44  y  Jn 17, 20-23. 

INTERCAMBIANDO IDEAS

La actual crisis ha de ser una oportunidad para repensar lo que significa un auténtico desarrollo humano. Se ha hecho evidente que necesitamos pensar diferente para construir el verdadero desarrollo integral. El crecimiento en equidad, va más allá de lo económico, requiere la unión de voluntades, la participación de todos, nuevos planes y mecanismos específicamente orientados a una promoción integral de los pobres, a crear fuentes de trabajo y la mejor distribución de los ingresos. 

Preguntémonos:

  1. ¿Vivimos atentos a colaborar con los que se van quedando atrás en esta pandemia? 
  2. ¿Qué podemos hacer para unir esfuerzos en mi vecindario o parroquia y ser solidarios con los más afectados?
  3. ¿Cómo podemos fortalecer nuestra relación con Jesús en este tiempo de pandemia?
  4. ¿Qué hacemos y qué más podemos hacer para colaborar activamente en las obras de misericordia de la Iglesia? (Señalar dos o tres cosas concretas).

PRECES (Oraciones espontáneas) 

COMPROMISO

Trabajar hacia una cultura solidaria y fraterna: en nuestras familias, comunidades y en la sociedad, a través de acciones como:

  • Siendo voluntario en los centros de las obras de misericordia de la Iglesia u otros de la sociedad civil.
  • Hacer uso de las redes sociales para acercarnos a nuestros amigos, vecinos o familiares que viven la cuarentena en soledad y dificultad. 
  • Participar con devoción en momentos de oración familiar o reflexiones personales de la Palabra de Dios.