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Un nuevo altar para el templo y una fe viva para el alma

Un nuevo altar para el templo y una fe viva para el alma

Varios adultos recibieron el sacramento de la Confirmación, luego de 8 meses de formación. En medio de la fiesta, se consagró el nuevo altar del templo.

 

Por Karla Díaz

La parroquia Espíritu Santo estuvo de fiesta con la visita de monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá, quien llegó a este templo ubicado en Monterrico, Tocumen, para realizar el rito de consagración de su nuevo altar y reafirmar la fe de varios adultos que, luego de meses de formación estuvieron listos para recibir el sacramento de la confirmación.

En su homilía, monseñor Ulloa destacó que con la consagración del altar  y de quienes recibieron los sacramentos de iniciación cristiana, Dios deja claro una vez más que quiere estar entre nosotros.

“Nuestros templos los ponemos hermosos porque desde la Biblia y la teología estamos convencidos de que aquí está la presencia de Dios, por eso no nos podemos olvidar que venimos al templo para estar con él”, dijo el arzobispo.

A los confirmandos les dijo que, su misión es asumir el compromiso de vivir como hijos de Dios, es decir estar siempre firmes en el camino de la santidad. “Si nos tomáramos en serio el significado de estos sacramentos, viviríamos como verdaderos  testigos de Jesús”, recalcó monseñor. 

 

Nunca es tarde para reforzar nuestra unión con Dios

“Sentí que mi vida estaba incompleta y decidí abrir mi corazón a Dios formándome para recibir el sacramento de la confirmación, y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado”, dijo con emoción

Charline Barrera, quien destaca que la experiencia le permitió conocer gente nueva, unirse más a la iglesia y a su familia.

Gracias a esta formación, agrega, dejó de caminar sin rumbo y le dio la dirección adecuada a su vida.

Por su parte, Basilio González señaló que decidió recibir el sacramento de la confirmación para ser un soldado de Cristo, vivir bajo sus mandamientos, servirle y dedicar su vida a agradarle a Dios.

“Ha sido una de las experiencias más lindas y de mucho provecho; aprendí a analizar  y a comprender el mensaje divino de la Palabra de Jesucristo, a saber, cómo comportarme, qué cosas debo corregir, así como  el significado de muchos símbolos religiosos”, dijo.

 

Algunos adultos también recibieron el sacramento del bautismo.

 

Su fe renace y se hace más fuerte

Adriana de Hernández es parte del equipo formador de los adultos y destaca que es de suma importancia el hecho de que estas personas a pesar de su edad, quieran atender al llamado de Jesús en sus vidas.

“Distinto a los jóvenes que llevan una continuidad después de hacer la Primera Comunión, para los adultos es un poco más difícil por el hecho de que en su madurez, en su vida de adulto laboral y cotidiana, 

se dejan arrastrar y pierden muchas veces la fe”, señaló la catequista.

Algunos, incluso, señala la formadora, no conocen de la Palabra y al iniciar este tipo de catequesis empiezan a recordar lo que en algún momento recibieron de su bautizo y primera comunión.

“Es entonces cuando se preguntan, ¿qué busco yo en el templo?, ¿para qué regresé a la iglesia?, y aquí tratamos de orientarlos para que encuentren esas respuestas que les permitan afianzar la presencia de un Dios que los ama, que les llama y que les ayuda a despertar esa fe que estaba dormida”, puntualizó Hernández.