Una vida entregada a Dios

Una vida entregada a Dios

Betzaida Toulier U.

Cumplir 50 años de vida religiosa es seguir diciendo: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Tiempo en que la Hna. María de Sales Pérez ha reafirmado su entrega a Dios y su misión como religiosa del Monasterio de la Visitación de Santa María, y seguir tejiendo la verdadera existencia de fe en su promesa: “El que pierda la vida por mí, la encontrará”. 

El espíritu de sacrificio es lo que más llena a esta religiosa, próxima a cumplir 72 años. Cada día en la sencillez de su cotidianidad, siente que lo tiene todo. 

Llamada a la Vida Religiosa 

Asistía a la parroquia del Perpetuo Socorro, que estaba cerca de la Barriada Altos de Betania, donde trabajaba y se integró a las actividades pastorales y de recaudación de fondos a vender hojaldres, empanadas y otras frituras, así como rifas. 

Allí fue descubriendo su vocación, de la mano de un consejero espiritual: el sacerdote Víctor Manuel Ruano. La confirmación de su llamada a la vida religiosa fue sentida por la Hna. María, en la celebración eucarística en la Iglesia del Perpetuo Socorro. 

Lo reafirmó al escuchar la lectura del Evangelio de San Mateo 10, 37-39: “El que ama a su Padre o a su Madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí. El que no toma su Cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá y el que pierda su vida por mí la encontrará”. 

El religioso jesuita le guió y acompañó a discernir su vocación a la vida religiosa. Fueron esos momentos de conversación, con el religioso jesuita, que conoció la vida en comunidad de las religiosas de la Visitación. Saber que en el convento había una huerta y bastante terreno para sembrar, le animó a vivir esta experiencia. 

La decisión tomada fue comunicada a su mamá y aunque en un principio no lo comprendió, reflexionó que, así como sus otros hijos conformarían su familia, así mismo la Hna. María podía hacer su vida religiosa, de la cual no saldría más, pues el Señor la llamó para permanecer junto a otras religiosas en el Monasterio de la Visitación. 

Historia de su vida 

FIDELIDAD. Religiosa renovó sus votos de pobreza, castidad y obediencia.

Hna. María de Sales Pérez es oriunda de Los Ruices, Corregimiento Boró, Distrito de La Mesa, Provincia de Veraguas. Nació el 7 de diciembre de 1948, Vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, queriendo esta Madre del Cielo, escogerla para su servicio. Años más tarde, en su Santa Casa, fue incorporada a la Santa Iglesia por el Bautismo el 31 de enero de 1949, recibiendo el nombre de Melania. Sus padres: María de los Reyes Pérez y Eugenio Rosales. La hermana María es la primera de 10 hermanos. 

A los 14 años se trasladó a la ciudad capital para trabajar como doméstica, confiada por sus padres a una familia de origen chino, que le permitió terminar sus estudios primarios en la Escuela Nocturna de Calidonia. 

Hoy a sus 71 años, continua fiel a su vocación. Como fiel madrina, reza por los sacerdotes. En su lista llama por su nombre a sus ahijados sacerdotes, inclusive seminaristas, y ella responde presente y va rezando por cada uno de ellos todos los días.

Vida en el convento 

  • Entró al Monasterio de la Visitación el 31 de octubre de 1968, a los 19 años, siendo Madre y Maestra, Margarita Inés Guardia y ayudanta del noviciado la Hna. Catalina de Sena. 
  • La toma de su santo hábito fue el 5 de junio de 1969. Hace su profesión temporal el 15 de agosto de 1970. Y su profesión solemne el 31 de mayo de 1976. 
  • La Hna. María de Sales Pérez se sintió muy feliz, como en casa y dispuesta a quedarse para siempre. Hoy celebra con mucha alegría estos 50 años de aquel Sí definitivo.