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Voceros de la Buena Nueva

Voceros de la Buena Nueva

Se requiere de mucho valor para ser voceros de Cristo. Y no tanto en el ámbito eclesial, porque entre las cuatro paredes del Templo todos podemos ser cristianos y sentirnos firmes en nuestro caminar de fe. El tema es cuando pisamos fuera y nos enfrentamos a una sociedad consumida por el libertinaje, la nueva era, los vicios y la convicción de que la Iglesia solo resulta un estorbo para tantas nuevas modalidades que desea inventar el siglo XXI. Y suele pasar que muchos de los católicos que vamos a Misa después adoptamos una nueva personalidad ante el mundo sólo para adaptarnos y no ser señalados. Gritamos a voz viva nuestro amor por Jesús pero solo lo hacemos en el ambiente eclesial que es seguro y cómodo, sin embargo afuera callamos o cedemos al pensamiento mundano para sobrevivir ante las constantes críticas y señalamientos que reciben los evangelizadores de tiempo completo, a lo cual deberíamos aspirar todos.
Se trata entonces de ser voceros de la Buena Nueva a tiempo completo, sin recesos, sin temores ni dudas sobre lo que profesamos. Se necesita de un corazón dispuesto, una mente formada y una constante oración para mantenernos fieles a este estilo de vida, porque las críticas y los insultos pueden llegar a formar parte de nuestro diario vivir si nos declaramos seguidores de Jesús y renunciamos al pecado que se propaga por el mundo cada vez más. Pecaremos, caeremos, tendremos momentos difíciles, pero decidir ser testigos del amor de Jesús y transmitirlo sin medir consecuencias es una decisión que puede traernos tribulaciones, pero que vale la pena y nos ayuda a santificarnos, camino que al final todos debemos buscar con alegría.