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10 años siendo una luz de esperanza para migrantes y refugiados

10 años siendo una luz de esperanza para migrantes y refugiados

Confiados en la Providencia Divina, Hogar Luisa continúa ofreciendo un espacio seguro y asistencia humanitaria a quienes por diversas razones abandonaron su país de origen en búsqueda de mejores oportunidades.

 

Por Marianne Colmenárez

En 10 años de funcionamiento, el Centro de Acompañamiento Integral a Refugiados y Migrantes Hogar Luisa ha logrado atender a más de 8,000 personas, a su vez ha brindado refugio temporal a más de 1,500 hermanos y hermanas en situación de movilidad: migrantes en situación de vulnerabilidad social, solicitantes de asilo, refugiados reconocidos y víctimas de trata.

 

En el Día Internacional del Migrante celebraron también el décimo aniversario de esta obra de misericordia. 

 

Desde el 18 de diciembre de 2013, personas de diversas latitudes han encontrado en este lugar, el soporte necesario para estabilizar su situación y egresar con mejores oportunidades al destino que hayan elegido o que la situación del momento les obligue tomar.

Sin mirar razas ni credos todas formaron parte de una familia.

Jorge Luis Ayala, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana (PMH) y director de esta obra de misericordia, recuerda esos inicios en los que simplemente tenían sueños y ganas de servir al Cristo Migrante que se ve reflejado en esta población.

“La PMH comenzó trabajando en el Vicariato Apostólico del Darién, pero luego nos arriesgamos a dejar un contexto que conocíamos para aventurarnos en la administración de una casa de acogida, un proyecto totalmente nuevo para nosotros. Tuvimos que elaborar reglamentos, protocolos, básicamente el modelo de gestión que teníamos que implementar”, explicó Ayala.

Muchos recuperan fuerzas en el Hogar para seguir su camino.

Comentó que al principio idearon una casa de paso en el que el migrante pasaría tres noches máximo, pero la realidad les empujó a destinar más tiempo a la estadía de las personas.

“A pesar de lo que se vive en la selva del Darién, con miles de migrantes, que van tras el sueño americano y ven a Panamá como lugar de paso, no podemos invisibilizar la situación de miles de personas que ven el Istmo como su país destino. Esa es la misión del Hogar Luisa, brindar un tipo de servicio y también de protección para estas familias, que viven en el país en situación de riesgo social”, afirmó.

 

 

La Providencia se hace presente

Desde sus inicios han contado con el apoyo técnico y financiero de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el cual se ha visto reducido como consecuencia de la crisis económica mundial, afectada por el COVID-19 y luego la guerra entre Rusia y Ucrania.

“Este apoyo nos permite garantizar los tres salarios base para el personal mínimo requerido, que asegura el funcionamiento del CAI Hogar Luisa”, destacó.

La trabajadora social Vidalina Santos ha estado trabajando en esta obra, desde sus inicios. Ha sido testigo del obrar de la Providencia Divina que se expresa mediante la solidaridad del pueblo panameño.

“Aunque siempre se ven necesidades, no podemos dejar de agradecer a quienes traen alimentos, a quienes depositan de manera anónima, a quienes vienen los sábados a nuestro Bazar Solidario. También, gracias al trabajo en redes que se realiza con otras instituciones, podemos extender más la protección”, señaló.

En las entrevistas, la licenciada Vidalina no ve solo cifras, nombres y nacionalidades. “Escucho sus historias; quizás tocan la puerta para pedir alimentos, pero luego de la entrevista observo que hay otras necesidades, les orientamos para que reciban asistencia”.

Opiniones:

Katia Cuza
Cubana en EEUU
“El Hogar Luisa es mi casa, me acogió y me ayudó asumir el ser migrante con dignidad y valentía”.
Vidalina Santos
Trabajadora Social
“Con las orientaciones ofrecidas, nos convertimos en una luz de esperanza en medio de tantas oscuridades”.
Yeris Benvides
Monitora del Hogar
“Muchos migrantes solo necesitan ser escuchados, me ha tocado ser fuerte y orar al conocer sus historias».
              Fernando Alarcón              Venezolano en Chile
«Cuando caminas y las sombras de la noche te persiguen, Hogar Luisa es cobijo para el desposeído. Fue mi salvación».