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La Iglesia acepta la cremación, pero las cenizas no se esparcen

La Iglesia acepta la cremación, pero las cenizas no se esparcen

Igual que dar de comer al hambriento, vestir al desnudo o dar techo al que no tiene, también es una obra de misericordia enterrar a los muertos, no dejarlos insepultos en casa y mucho menos regar sus cenizas por cualquier lado. Eso no es cristianismo.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

La familia Quintero perdía a dos de sus miembros, en la misma semana, durante la pandemia por Covid-19. En un ambiente de dolor y confusión, y en medio de la cuarentena, decidieron cremar los cuerpos y construir una especie de nicho u oratorio en el patio de su casa para guardar sus cenizas.

Se sentían perdidos y creyeron que era lo correcto para honrar a sus seres queridos, pero uno de los hermanos pidió consejo a un sacerdote. Él, consciente de que no era lo correcto, les recomendó esperar hasta que todos pudieran participar en la despedida terrenal de su madre y hermana, guardando las cenizas en un lugar debidamente acondicionado en casa para luego darles cristiana sepultura, a falta de criptas en el pueblo.

Esperaron un mes y realizaron el sepelio en el cementerio municipal, colocando los dos recipientes en el osario de la tumba familiar. Allí reposan hoy, tal como lo establece la Iglesia católica.

 

Como esta familia, son muchas las que no conocen cómo se disponen las cenizas de las personas que son cremadas, y optan por tenerlas en casa, esparcirlas por doquier o ponerlas a “abonar” un árbol, aunque profesan la fe católica.

 

Al respecto, el padre José Ramón Rodríguez, exrector del Seminario Santa María La Antigua y ayudante del párroco y del vicario de La Villa de Los Santos, argumentó que la cremación no es el modo normal del sepelio de una persona cristiana, pero la Iglesia la avala porque lo único que se hace es adelantar el proceso que toma unos siete años, cuando la carne se descompone y los huesos quedan en cenizas. Es el proceso normal de la descomposición.

Se hace también por salud pública, por disposiciones debido a las dificultades de espacio en los cementerios de los centros urbanos, explicó.

Dejó claro que las cenizas deben reposar en un camposanto, que es lo adecuado, nunca en un patio, en casa o en un local.

 

El cementerio es un lugar adecuado, de silencio y respeto.

 

¿Esparcirlas?, no

Asimismo, dio a conocer que la práctica de esparcir las cenizas no es cristiana, son costumbres hindúes, orientales o esotéricas, como también de bohemios que especifican que lancen sus cenizas al mar o en tierra.

Eso no es cristiano, señaló, pues quien cree en Cristo sabe que ese cuerpo va a resucitar.

 

Por otra parte, informó que, en el sepelio de personas cremadas, se oficia la misa como si fuera de cuerpo presente y, si se puede, se bendice el lugar donde depositarán las cenizas. De no ser así, ya ha recibido la bendición en la misa.

 

Base: resurrección de Lázaro

En los osarios de las tumbas familiares pueden depositarse las cenizas de los seres queridos.

Todo este ritual lo basa la Iglesia en el texto de la resurrección de Lázaro, cuando Jesús le dice a Marta y a María: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre.  ¿Crees tú estas cosas, Marta?”. Ella, llorando, se arrodilla y le dice: “Sí, Señor, yo creo que Tú eres el Cristo prometido, el que tenía que venir al mundo para salvarlo”.

Del capítulo 11 del evangelio de Juan, surge la idea de que el cristiano debe ser depositado en un camposanto, un sepulcro, o una tumba digna de respeto.