Mucho se ha debatido sobre las opciones que tienen las personas con discapacidad para acceder a diversos sitios como lo hace el resto de las personas. Pero, entendemos realmente lo que representa el acceso libre de una persona con discapacidad?
Realidad eclesial
Las personas con discapacidad enfrentan diariamente barreras físicas, pero también de inclusión, en ocasiones, el estigma y la discriminación son el principal freno para la participación plena e igualitaria, inclusive en la Iglesia.
Y es que la accesibilidad incluye poder entrar a los templos, pero aún más, participar plenamente en las distintas pastorales, advirtió Fanny Wong, de la Fraternidad Cristiana de personas con discapacidad (FRATER), en entrevista a Panorama Católico.
Dijo que los niños y jóvenes con discapacidad, tienen derecho a ser educados en la fe y participar de las diferentes servicios que ofrece la Iglesia a sus feligreses. “Pero en ocasiones, por su condición, se requiere una metodología especializada para su preparación, específicamente, aquellos con discapacidad intelectual, auditiva y psicosocial”, explicó.
Al respecto el P. Israel Ramos, Director de la Sección de Catequesis de la Arquidiócesis de Panamá, indicó que en el Plan Pastoral 2020 contempla a estas personas con capacidades especiales, para que esten integradas al quehacer pastoral.
“En el Plan Pastoral del 2020 se preveé realizar una serie de formaciones para los catequistas en las que se incluyan formas de atención a quienes cuentan con alguna discapacidad”, reveló el sacerdote.
“Aunque no se tiene una fecha prevista, este tema ha sido considerado por múltiples razones, entre ellas, lograr precisamente que exista una accesibilidad a la vida sacramental”, indicó.
Equiparación de oportunidades
Desde 1999 existe la Ley 42 de equiparación de oportunidades para las personas con discapacidad debidamente reglamentada, con especificaciones de acceso al medio físico. En ella se indica que todos los lugares de acceso de uso público, incluyendo las iglesias, deben tener rampas y estacionamientos para personas con discapacidad.
En reiteradas ocasiones, FRATER ha denunciado el incumplimiento en algunas parroquias. “Lamentablemente, hace falta voluntad para la accesibilidad a los templos, con lo cual se incumple con la Ley”, comenta Fanny Wong, que lo ha vivido en carne propia. “Hace falta concienciación de todos los que conforman la Iglesia”, indicó
Para Wong: “una persona en silla de ruedas al no poder entrar al templo podría sencillamente deducir: “no perteneces aquí”, y se pregunta: “¿qué invitado puede entrar a la fiesta sino le abren la puerta?”.
Lo mismo sucede con los feligreses sordos. Asisten a misa donde esperan participar comunitariamente de su fe, pero se pierden las reflexiones del sacerdote.
En el ambito social, Wong señala que el incumplimiento de las leyes también se traduce en la falta de acceso a la educación de calidad y de acuerdo a sus necesidades, acceso a la rehabilitación y habilitación en forma oportuna, ayudas técnicas a precios accesibles, oportunidades de trabajo, apoyo en el desarrollo del deporte, de la recreación, acceso a la educación, y mayor divulgación positiva acerca de las capacidades de las personas con discapacidad y no sus limitaciones.
Autoestima
Para la psicológa e intérprete María de Pajares, explica que en el caso de las personas sordas, la autoestima se afecta debido a que no “sabemos” interpretar sus señas.
Estos años de experiencia le han enseñado que para comunicarse con las personas con discapacidad auditiva, lo primero es ganarse su confianza. Respecto a la Eucaristía advierte que no se trata solo de transmitir el mensaje, sino que lo comprendan y lo vivan. “Cuando ellos entiendan de la liturgia de la Palabra y la comunión logramos el fin principal de esta tarea”, señaló.
Lo ideal es que todos los agentes de pastoral: obispos, sacerdotes, catequistas y laicos comprometidos se interesen en conocer la realidad de las personas con discapacidad para que se concienticen acerca de este rostro de Jesús, que prácticamente permanece invisible, comentó.
En su experiencia reconoce que muchos no entienden que el lenguaje de sordos posee una estructura lingüistica, no se trata solo de señas, sino de poder transmitir un mensaje comprensible.
Lamentó que algunos intérpretes
–precisamente por no entenerla esctructura lingü.stica – no transmiten, narran, ni interpretan, simplemente ponen señas a las palabras”, explica María de Pajares.
Concluye la intérprete que “no leer o escribir para el sordo es más complicado comprender la interpretación”.