Adviento, tiempo para buscar a Dios y mantener viva nuestra esperanza

Adviento, tiempo para buscar a Dios y mantener viva nuestra esperanza

La “Navidad” la celebran cristianos y no cristianos, creyentes y no creyentes. Los regalos, comidas, luces, cánticos y villancicos en tiempo de Navidad, crean un ambiente de sana alegría. Lastimosamente, muchos se dejan absorber por lo material y descuidan lo más importante, el mensaje espiritual. El comercio y la industria con sus tentadoras ofertas, dejan vacíos los bolsillos de la clientela. No se puede condenar la propaganda de temporada, se condena el despilfarro desenfrenado. 

Probablemente muchos no entienden lo que significa el “adviento” y lo pasan desapercibido. Estamos acostumbrados a celebrar las fiestas sin saber cuál es el trasfondo que hay detrás de ellas. Adviento es un tiempo litúrgico lleno de significado espiritual que nos invita a mirar el pasado, el presente y el futuro. El pueblo de Dios caminó por muchos años en medio de las tinieblas anhelando la llegada del Mesías. El adviento nos recuerda el pasado porque Jesus nació hace muchos años; nos recuerda el presente, porque actualizamos el Amor de

Dios entre nosotros; recordamos el futuro, porque Cristo vendrá al final de los tiempos en la “majestad de su gloria”.

Grandes personajes, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, mantuvieron viva la esperanza del pueblo en la llegada del redentor. Dios había prometido al Patriarca Abrahán una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Prometió al Rey David que el Mesías nacería de su familia. Los profetas anunciaron los tiempos nuevos y en la Virgen

María culmina la espera del pueblo. María concibe en su seno al mesías haciendo posible la primera Navidad. Adviento es tiempo para saber escuchar a Dios: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios» (Is. 40,3-5). ¿Cómo podemos buscar a Dios sin admitir que lo necesitamos? Dios no está lejos, se encuentra en los pobres, en los desamparados, en los que tienen hambre y sed de justicia y de paz. Este tiempo es como un despertador que nos invita a estar atentos, vigilantes y preparados porque la venida de Dios a nuestras vidas sucede en los momentos más inesperados.

Los que viven al margen del evangelio, satisfechos de lo material y de sí mismos, no se preocupan por tener una preparación espiritual. Celebrar una Navidad sin Dios, deja un vacío en la conciencia difícil de llenar. Jesus viene, Él es la respuesta de Dios a todas las angustias, sufrimientos y deseos de la humanidad. La salvación de Dios no llega en la política individual o partidaria, ni en la economía o tecnología. La salvación nos llegará a través del mesías que da sentido a la vida de todo ser humano, abriéndolo a los valores espirituales que conducen a Dios. Los odios, resentimientos y venganzas son obras de las tinieblas, y como dice San Pablo, “es hora de espabilarse… dejemos las actividades de las tinieblas y armémonos de las armas de la luz”. Una Navidad sin Dios será una celebración pagana, sin sentido y sin crecimiento espiritual. Navidad no es una fiesta pagana, es la conmemoración histórica del nacimiento de Cristo.