,

“Oración exitosa”

“Oración exitosa”

Amigo lector, hace unos días el sacerdote nos hablaba de cómo debemos orar, específicamente de cómo hacer oración exitosa. Y lo hacía en referencia a Marcos 1, 40-42 cuando un leproso se le acerca a Jesús para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: “Si quieres, puedes sanarme”. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:

Lo quiero, queda sano. Al instante, la lepra despareció.

Muchas veces nos desgastamos pidiéndole tantas cosas a Dios, llenándonos de impaciencia y de angustia por no recibir lo que ansiamos. Y si recibimos algo diferente a lo que hemos pedido, en vez de pensar que es porque no nos conviene lo solicitado, nos frustramos y en ocasiones hasta nos enojamos con Dios, haciendo que nuestra oración se convierta en algo que en vez de darnos paz nos inquieta aún más. Por eso, es que hay que saber orar, y eso se logra pidiendo al Espíritu Santo nos guíe y nos dé la sabiduría para saber pedir.

Este pasaje bíblico me lleva a realizarme dos interrogantes. En primer lugar, ¿por qué el leproso dirigió su petición de esta forma?

En tiempos antiguos, la persona que padecía esta enfermedad era tratada como si no fuese un ser humano, relegada y olvidada hasta por sus familiares, sin embargo, este hombre no dirigió a Jesús una petición desesperada o exaltada por su penosa circunstancia. Todo lo contrario, utilizó unas palabras tan simples, pero a la vez tan llenas de fe: “si quieres, puedes sanarme”. Es decir, tú puedes, porque para ti todo es posible. Estaba convencido de que Jesús le amaba y que no iba querer que él siguiera sufriendo.

La segunda pregunta que me hice fue: ¿por qué Jesús quiso sanar al leproso? No dudó en hacerlo porque ese hombre aún enfermo y con una situación al límite, le reconoció de inmediato como el Mesías, el Hijo de Dios, y quien podía y tenía la autoridad para sanarle y darle una nueva vida.

Apreciadísimo amigo lector, aprendamos a orar con el corazón y con humildad, sin desesperación, ni exigencias, abandonándonos en Cristo, teniendo presente que Él siempre va a saber mejor que nosotros lo que estamos necesitando. Así, cuando vaya a orar, no se olvide de decirle a Jesús: “si tú quieres, puedes; y agregue allí su petición”; y su oración será exitosa. No tenga dudas de ello.