Alegría y creatividad: palabras claves para el Adviento 2020

Alegría y creatividad: palabras  claves para el Adviento 2020

Ha sido un año muy duro, pero eso no debe atar de manos al clero y a los agentes de pastoral en esta fiesta inminente.

Podría decirse que el año 2020 ha tenido dos velocidades, una diametralmente opuesta a la otra: la de la montaña rusa emocional, y la de parálisis socioeconómica.

Al inicio el mundo pareció dar un frenazo tan abrupto que puso a todas las naciones de narices contra el parabrisas de la vida. Luego vino el miedo, la soledad, la muerte.

Pero como era de esperarse, la humanidad no se dejó y está tratando de hacer girar la rueda.

Así está la mayoría, dando pasitos con la esperanza de que sean los correctos, en la dirección correcta, pero con los pelos de punta y la respiración contenida.

Al salir de casa –porque toca intentarlo, pues eso de quedarse es imposible para quien debe darle de comer a sus hijos– unos van con el rosario en una mano y el gel alcoholado en la otra, rogando no toparse con el virus.

Con ese panorama, la Iglesia culmina su año litúrgico, y se abre todo un mundo de posibilidades.

REY DE REYES. El punto de partida será el 22 de noviembre con la fiesta de Cristo Rey.

Esperanza

En la mesa de redacción, las preguntas que surgen van en esa dirección: ¿Cómo será el Adviento en un mundo azotado por la pandemia? ¿Cómo cerrar el año y empezar con bríos? ¿Es posible ir más allá de la teoría?

En una Iglesia que tiene como un atributo dual la previsión, pero también la disciplina de no adelantar fechas, hacer la pesquisa no siempre es fácil.

Pero algo de frutos se van logrando. Un obispo en el viejo mundo parece haber lanzado las primeras luces: El Obispo de Ratisbona (Alemania), Mons. Rudolf Voderholzer, animó a las parroquias bajo su guía a ser creativas en este momento de pandemia para llevar a los fieles la alegría del Adviento y la Navidad.

FECHAS IMPORTANTES QUE SE DEBEN TOMAR EN CUENTA EN CADA PARROQUIA:
22 DE NOVIEMBRE  
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo 2020.
29 DE NOVIEMBRE  
Primer Domingo de Adviento. Pasamos a Ciclo B.
DICIEMBRE 6, 13 y 20
Segundo, tercero y cuarto domingo de Adviento. El domingo 13 sería el Domingo de la Alegría.

En una carta pastoral dirigida a su rebaño, Monseñor Voderholzer indicó a los “colaboradores en el cuidado pastoral y a los hermanos en el servicio sacerdotal y diaconal” que, con creatividad y buenas ideas, la Iglesia debe estar al lado de las personas, particularmente en estos tiempos de la pandemia de coronavirus.

“Estar del lado de la gente” y “con creatividad” fueron las ideas-fuerza que este monseñor teutón sugirió a sus ovejas, a quienes invita a la alegría.

CERCANÍA. La Iglesia está llamada a llevar esperanza e iluminar las comunidades.

Final e inicio

Según un documento preparado por el Departamento de Liturgia de la Arquidiócesis de Panamá, este lapso que los cristianos católicos vivirán en las semanas venideras debe estar marcado por una pregunta: “¿A quién esperamos?”.

En el contexto “de este año cargado de emociones, sensaciones y experiencias, más que nunca estamos en la expectativa cristiana de que llegarán mejores oportunidades para salir adelante”, señala el texto aludido.

Y los de liturgia rematan con una idea poderosa: “Un cristiano no puede vivir sin ilusiones ni sueños y es por eso que, al llegar este tiempo de gracia, hoy se nos invita a vivir la esperanza, desde la reflexión y la oración, que es fuerza para seguir el camino”.

En la teología del Adviento se juntan temas referentes a las dos venidas del Señor: su aparición en el tiempo con el nacimiento y su venida gloriosa en la Parusía

Los especialistas, sin embargo, se esfuerzan por mantener los pies sobre la tierra. Por eso afirman que este ciclo de Adviento-Navidad-Epifanía hay que vivirlo “en la intimidad de nuestros hogares”, ante la amenaza de la pandemia.

La Madre

Todos los texto y declaraciones encontradas sobre el tiempo que se está a punto de vivir, esta vez en el complicado contexto pandémico mantienen las preguntas adecuadas: ¿A quién esperamos? ¿Quién nace? ¿Quién se nos manifiesta?

Todos son cuestionamientos ineludibles, y no cambian por las nuevas circunstancias. Y una cosa más, sin duda crucial: “Durante la celebración de este ciclo, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María, con ella recuerda a algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su Misión”.

Hay tres fiestas que deben ser atendidas, por supuesto que con mirada cristocéntrica: la Inmaculada Concepción (8 de diciembre); el 12 de diciembre, solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, y el 1 de enero, octava de la Navidad, cuando se celebra la solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

SANTA FAMILIA. El 27 será la festividad de la Sagrada Familia, que nos invita a defender la vida.

A la luz de la Resurrección

Todo este engranaje Adviento-Navidad-Epifanía (algunos incluyen el Bautismo del Señor) debe contemplarse a partir de la Resurrección.

Los liturgos señalan: “Navidad, en la perspectiva de la Iglesia oriental, es ya el inicio de la Redención salvífica, la condición para la muerte y Resurrección”. Y según nuestra tradición romana: “Navidad es parte integrante del sacramento de la Pascua”.

El recorrido

Las lecturas de estos domingos tienen una característica propia: se refieren a la venida del Señor al final de los tiempos (primer domingo), Juan Bautista (segundo y tercer domingo), a los acontecimientos que prepararon de cerca el nacimiento del Señor (cuarto domingo).

No olvidemos que el Adviento es tiempo penitencial y de profunda reflexión. La actual situación nos invita a hacerlo en familia.

VERBO. La encarnación de Jesús es un misterio precioso por el que debemos agradecer.

Luego hay que gozar la novena de Navidad, a partir del 17 y hasta el 23, tratando de organizar la vida familiar para gozar juntos de la Misa de medianoche el 24.

Lo mismo podría decirse de la misa del 31 de diciembre. Es un momento para reflexionar sobre el paso veloz e inexorable del tiempo, algo que este año nos ha hecho tanta falta, y nos ha sobrado tanto.