El camino de la felicidad para una pareja, inicia a través del matrimonio. Compartir la vida con la persona amada implica cambiar de actitud ante los diarios acontecimientos de que ya no son dos, sino uno, lo que implica vencer gustos y preferencias personales muchas veces, para irse enfocando más en lo que le gusta al conyugue, resultando siempre de este proceso lo que es mejor para la familia.
En este diario caminar aparecen las subidas, los senderos más ásperos, las cuestas empinadas, haciendo difícil muchas veces el poder andar, lo que equivale a las pruebas que depara la vida a cada uno, teniendo entonces que aprender a caminar juntos para sortear los obstáculos. Las muestras de cariño y afecto son el combustible que nos permite seguir avanzando, la fidelidad en las pruebas es el soporte que da la solidez a nuestra relación matrimonial.
En el diario caminar en cantidad de ocasiones hay que aprender a rectificar, a pedir perdón cuando alguno de los dos nos hemos equivocado y necesitamos corregir la ruta, quedándose una sensación de paz y tranquilidad entre los esposos.
El camino de ambos es en ocasiones angosto y de subidas pronunciadas, terminando en parajes y vistas insospechados, que lucen muy atractivos y que hay que saber aprovechar juntos. La monotonía es causa de muchos tropiezos y baches en el camino, sintiendo que lo andado es siempre lo mismo, debiendo aparecer distinto aunque se recorra una y otra vez. Hay que dejar lugar a la creatividad en la vida de pareja, demostrando cada día que se quieren y comprenden más.