Hay noticias fidedignas de la temprana evangelización de estas tierras, siendo la población de Remedios el primer pueblo fundado y evangelizado en 1589; posteriormente, vendrían Alanje y Dolega.
Por Andricel Quijano/ Karla Díaz
La diócesis de David celebra su 70 aniversario con un encuentro diocesano que resalta lo mejor de estas siete décadas de historia, de luchas, de evangelización y de mucha fe, que se ve reflejada en cada uno de los fieles que al pasar del tiempo han hecho vida pastoral en alguna capilla o parroquia de la provincia de Chiriquí.
A través de la Bula “Amantissimus Deus”, el 6 de marzo de 1955 se creó la diócesis de David, como la segunda en territorio panameño, por el Papa Pio XII. En aquel momento abarcaba Chiriquí y Bocas Del Toro y se nombró a Mons. Tomás Alberto Clavel Méndez, como su primer Obispo, quien realizó este pastoreo casi por 10 años.
A este lo sucedió monseñor Daniel Enrique Núñez, acompañado por Mons. Carlos Ambrosio Lewis, S.V.D., y luego monseñor José Luis Cardenal Lacunza Maestrojuán, O.A.R., hasta que el 15 de febrero de 2024, monseñor Luis Enrique Saldaña Guerra fue nombrado como el nuevo Obispo diocesano, recibiendo su ordenación episcopal el 27 de abril de ese mismo año.
El nuevo pastor y actual secretario de la Conferencia Episcopal Panameña, monseñor Saldaña, ha recorrido las 27 parroquias de la diócesis, se ha hecho presente en las fiestas patronales de todas las comunidades, y desde el día uno ha estado abierto a escuchar a sus ovejas, a sus hermanos presbíteros, diáconos, pastorales y movimientos.

Una Iglesia viva y unida
Entre los objetivos planteados para el trabajo pastoral de la diócesis están buscar la unidad, y un trabajo en conjunto. Por ello, bajo ese mismo objetivo realizan este encuentro el 8 de marzo, cuyo lema es: “Peregrinando en amor, fe y esperanza”.
Las parroquias y movimientos se harán presentes con pancartas alusivas al acontecimiento. La música y el baile, con los jóvenes que ya confirmaron su asistencia, dará un toque renovador al evento.
Vidas dedicadas al trabajo diocesano
Josefina María tiene 87 años, pero recuerda con mucha nostalgia los diferentes roles que ejerció dentro de la catedral de David. “Hice diferentes servicios como catequista de bautismo, primera comunión, confirmación, arreglo del altar, y me encargaba de arreglar los vasos sagrados en el templo”, dijo.
Con esa misma alegría resaltamos la entrega de la maestra Alicia Bonilla, una laica comprometida del área de Bugaba desde el año 1955. Trabajó como voluntaria en varias áreas de la diócesis, lo que por supuesto fortaleció su fe y su caminar en la evangelización de su familia.
El Obispo busca crear conciencia a los fieles de que son Iglesia, de que están en una parroquia donde se vive la fe y donde son parte de una comunidad y de una diócesis.
70 años, pero quedan planes y sueños por cumplir

En los 10 meses que tiene monseñor Luis Enrique Saldaña, como Obispo de la diócesis de David, ha sido un pastor muy presente entre su gente. El Obispo señala que le ha tocado una parte de la historia bien esperanzadora y bonita, ya que en el poco tiempo que lleva al frente ha podido ser testigo de los avances que se han dado.
“Estoy en la etapa de mirar, aprender y escuchar, tratando de integrar todo en mi ser para acompañar a mi gente, y siento que esto es gran desafío que requiere mucho trabajo y discernimiento”, dijo el Obispo Saldaña.
En cuanto a cómo percibe al fiel de su diócesis, monseñor Saldaña señaló que son personas con una fe práctica, son hermanos con un gran corazón, con gran generosidad, que expresan su fe en el compromiso.
“Yo me siento con ellos a compartir, a dialogar y son un laicado deseoso, que quiere trabajar siempre desde la fe; donde voy siempre hay niños, jóvenes y adultos comprometidos con la Iglesia y eso me llena de esperanza”, dijo el pastor.
Sobre sus logros en este poco tiempo, resalta que se siente alegre de que las convocatorias a los encuentros del clero, religiosos y pastorales han sido muy buenas. También tiene gran significado para él, ir integrando a los hermanos originarios, lo que brinda un sentido diferente.
Entre sus metas, monseñor Saldaña dice que no deja de soñar en dejar como legado una diócesis ordenada donde todos se puedan conocer, donde lo administrativo y lo económico esté estable y que la relación laboral sea justa.
“Vivo con la esperanza de tener un centro de espiritualidad fortalecido, un lugar de encuentro con Dios, un lugar donde la gente pueda apartarse y tomar su tiempo; así como un lugar especial donde los sacerdotes mayores puedan retirarse con dignidad”, puntualizó.
Laicado comprometido

“Trabajé como voluntaria, lo que fortaleció mi fe y mi caminar en la evangelización de mi familia y la iglesia”.

“Recuerdo con mucha nostalgia los diferentes roles que ejercí dentro de la catedral de David; para mí es un honor vivir esta fiesta”.