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Amor y entrega en una sociedad disuelta y carente de valores

Amor y entrega en una sociedad disuelta y carente de valores

Gladis Valdés, es una persona entregada, responsable, humilde, dedicada y servidora, que trata de dejar una huella ayudando a los niños en la formación catequética. Ella llegó a Changuinola con 12 años en marzo de 1983, hace 36 años. Vino por una temporada a acompañar a su abuelita Luisa Flores, pero se quedó estudiando y se hizo una profesional en la educación.

Hoy da gracias a Dios por la formación cristiana recibida de su abuela, un gran testimonio de fe, pilar que ha cimentado su amor a Dios. Gladis asistió a la formación de catequista impartida por el recordado padre Roberto Cirauqui, teniendo 15 años, y desde entonces sigue prestando este servicio.

“Servir como catequista es lo más extraordinario, primero hay que tener un encuentro con Dios, al tenerlo, se adquiere un compromiso, del cual uno no se quiere apartar de allí. Hay que conocer a Jesús y en ese proceso de conocerlo se ama más a la Iglesia”, dice Gladis.

Lleva 26 años de casada con un gran hombre entregado a su rol de esposo, padre y amigo, el es Franklin Caballero. De este matrimonio han nacido cuatro hermosos hijos, como señala Gladis, sus tesoros.

Juntos, como esposos, Gladis y Franklin describen la vida matrimonial como algo maravilloso, a pesar de las grandes pruebas, pues en el hogar, tratan de inculcarles el camino de Dios a sus hijos, y como esposos tratan de comprenderse y ayudarse en todo mutuamente.

En su vida familiar destaca la paz interior, afirmando que, “no es fácil llevar un matrimonio hoy día, los hijos no piensan igual, cada quien tiene su forma de actuar, pero los padres queremos lo mejor para ellos”, asegura Franklin.

“Vivir la vocación del matrimonio le da autoridad ante sus hijos, para educarlos, y guiarlos, considerando la importancia de llegar al matrimonio libres, sin atadu ras y vivirlo con altas y bajas, pero teniendo el matrimonio de tres: esposa, esposo y Jesús. El matrimonio vale la pena, quizás es una lotería y yo me la saqué”, expresó Gladis.

Por su parte Franklin asegura que todo esto se logra por medio de la oración, la Eucaristía como centro de nuestra fe y el conocimiento de las Sagradas Escrituras, columnas que han mantenido la familia unida, sacramentos fundamentales a nuestra constancia a Dios.