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Ansia de poder es origen de males

Ansia de poder es origen de males

“Vivamos de acuerdo al Señorío de Jesucristo, entendiendo que es un Rey que está por encima de todos los poderes humanos”.

 

Por Redacción

El paso que se sugiere dar es que aceptemos y vivamos de acuerdo al Señorío de Jesucristo, entendiendo que es un Rey que está por encima de todos los poderes humanos.

Ser súbdito en ese Reino nos obliga primero que nada a administrar como es debido la libertad que se nos ha dado, algo que por las propias fuerzas humanas es muy difícil de alcanzar. Sin embargo, puesto ese don a los pies del Señor, podremos conseguirlo.

Ser libres a la luz de los criterios evangélicos nos obliga a controlar nuestras ansias de poder. Sí, poder, aunque no lo queramos aceptar.

 

Todos tenemos un apetito desmedido por controlar la vida y los tesoros ajenos, sean estos materiales o espirituales.

 

Esta ansia de poder es el origen de muchos otros males, con cuya tentación debemos lidiar: la avaricia, que conduce a un orden económico injusto y al egoísmo desmedido; la soberbia, que nos impide ver con claridad nuestros errores y pecados; la mentira, que nos lleva a manipular o a dejarnos manipular; la lujuria, el sexo utilizado como instrumento de poder para «poseer», oprimir; el miedo, que nos impide levantarnos y caminar sobre nuestros propios pies.

Sí, entendamos que otra manera de administrar mal la libertad es entregarla a otro ser humano, creando dependencia física, económica, sicológica y hasta espiritual de manera negativa.

Nos corresponde como cristianos, pues, levantarnos y sabernos hijos de un Rey y, que a su debido tiempo exige cuentas y reclamará frutos e intereses. El reto de esta semana nos obliga a evaluar nuestras responsabilidades ante Dios, y ante los demás.