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¡Señor, me siento solo!

¡Señor, me siento solo!

No importa la edad que tengas, si eres soltero o casado, hombre o mujer. Durante el transcurso de la vida surgen momentos en los que puedes sentirte como si estuvieras completamente solo a pesar de estar rodeados de gente.

 

Por Marianne Colmenárez

Todos sin excepción pueden haberse sentido solos en algún momento de su vida. ¿Te ha pasado?, quizás has estado en una reunión con amigos o familia y sientes que el tiempo pasa lento, alejado de ellos y poco te involucras en la conversación.

Pero… ¿qué pasa cuando a pesar de nuestro esfuerzo por buscar a Dios, no lo encontramos?

El Hermano Álvaro Brenes, salesiano en formación, asegura que en ese preciso momento es cuando más deben aferrarse a Jesucristo. “Solo míralo a Él, crucificado, solo y abandonado por su Padre y por sus amigos y dile: Tú me comprendes, sufriste en carne propia la soledad, fuiste incomprendido y abandonado por todos”.

Explica que cuando se está en su presencia, el mismísimo Cristo les ayudará a sobrellevar los sin sentidos e incertidumbres de la vida, los problemas, las dudas, y hasta las enfermedades.

Álvaro agrega que es necesario buscar ayuda en ese amigo del alma, en algún familiar de confianza, un director espiritual, un sacerdote y por qué no, en un psicólogo que les ayude a sobrellevar ese momento de oscuridad.

 

“Para afrontar cualquier tipo de crisis, debemos reconocer que no somos autosuficientes, esto será vital para superar ese momento”, expresó.

 

Comenta que uno de sus formadores le explicó que existen dos tipos de soledades, una sin sentido, dónde no te encuentras a ti mismo, dónde no hay una respuesta a tus grandes interrogantes existenciales, donde te abruman los problemas y te sientes incomprendido, y también existe esa soledad donde está todo lo anterior, pero se siente la presencia del Señor, es decir, es una soledad habitada.

 

Presta atención a su Palabra

En varios versículos de las Sagradas Escrituras se reafirma la presencia del Señor en la vida de cada uno de sus hijos.

“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes”, Juan 14:16-18.

El Espíritu Santo de Dios no solo está contigo en todo momento, sino que te consuela. Él es el Espíritu de verdad; por eso hablará la verdad a tu corazón sobre la situación y sobre cómo está obrando. Presta atención a su voz, recibe su consuelo y disfruta de su compañía.

 

Otras herramientas

Abel Carranza, joven de la Basílica Menor Don Bosco, manifiesta que, a pesar de considerarse un chico extrovertido, ha experimentados momentos en los que esa sensación de soledad se ha apoderado de su ser, incluso cuando estoy rodeado de personas.

El joven salesiano ha logrado superar esos momentos de diversas maneras. “En primer lugar, he aprendido a desviar mi mente hacia actividades que me apasionan. Practicar ejercicio se ha convertido en una herramienta valiosa, no solo para mantenerme físicamente activo, sino también para liberar tensiones emocionales”, dijo.

“La música ha sido mi refugio en muchas ocasiones, tiene un poder único para elevar mi estado de ánimo y cambiar mi perspectiva.  También suelo expresar lo que siento en voz alta, esto me ayuda a entender mejor mis propias emociones y a encontrar soluciones para superar esos momentos difíciles”, destacó Abel.

 

Opiniones:

Eyda Franco /21 años
“En tiempos de soledad busco reflexionar, sanar y valorar todas las bendiciones. Todos los debemos pasar por esa etapa sin temores.  
Álvaro Brenes/ Hermano salesiano    “Los grupos juveniles ofrecen un espacio seguro, donde puedan experimentar el espíritu de familia”.
Abel Carranza /17 años.
“En esos momentos puedo sentirme solo, pero sé que no lo estoy. Más que orar trato de conversar con el Señor”.