Mitigar las diversas formas de violencia basada en género, que se producen en el contexto migratorio, es la misión asumida por voluntarios de la Red CLAMOR Panamá, quienes se han comprometido a formar a otros agentes luego de ser capacitados.
Por Marianne Colmenárez
Según datos estadísticos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ACNUR, más hay más de 22 millones de personas en movilidad forzada en la región, de las cuales el 46% son mujeres y niñas que sufren violencia basada en género durante el tránsito, en los países receptores e incluso desde sus países de origen.
Motivados por esta realidad, el ACNUR unió esfuerzos con la Red eclesial de migración, trata, refugio y desplazamiento “Clamor”, y realizó del 20 al 22 de noviembre en Panamá un taller de formación para formadores, en el que 20 agentes de pastoral de 8 países de América Latina y el Caribe se capacitaron sobre Violencia Basada en Género (VBG), enfocados en las mujeres y niñas en contextos de movilidad humana.
Participaron agentes de México, Haití, República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Colombia, Costa Rica y Panamá.
Según Elvy Monzant, secretario ejecutivo de la Red CLAMOR, los participantes recibieron una caja de herramientas conceptuales y metodológicas que ayudarán a sensibilizar y combatir las diversas formas de violencia contra la mujer o niña migrante, refugiada, desplazada interna o víctima de trata.
Los facilitadores siguieron los principios rectores de protección y protocolos desarrollados por las agencias de Naciones Unidas (ACNUR, OIM y UNFPA).
“Nuestro interés principal es que los agentes que nos formamos podamos ser formadores de quienes laboran en los albergues, en las casas del migrante y en los centros de acogida de víctimas de trata de la región”, afirmó.
Explica que, “dentro de esos grupos grandes, como las caravanas, lamentablemente hay abusadores, y también mujeres que viajan con esposos o compañeros abusadores. Se les puede brindar primeros auxilios psicológicos y orientarles sobre sus derechos; en casos extremos se denuncia para frenar ese ciclo de violencia en todas sus manifestaciones”.
Kathia Díaz, de Pastoral Social Cáritas Arquidiocesana, asegura que este espacio ha sido vital para fortalecer la ayuda humanitaria que ofrecen a los migrantes en las distintas obras de misericordia del país.
“Esta información debe llegar los agentes del Vicariato Apostólico del Darién, a la diócesis de David y los demás miembros de Red Clamor de la Arquidiócesis de Panamá”, señaló.
“Se debe garantizar que estos lugares de acogida, que ofrece la Iglesia Católica, sean espacios realmente seguros, donde las mujeres y niñas se sientan libres, protegidas ante cualquier tipo de amenaza”, reiteró.
Futuro formadores:
“Debemos ofrecer albergues seguros, donde no haya discriminación y manejen sus casos con confidencialidad”.
“A las migrantes se les debe asegurar suficiente información con la que puedan cubrir sus necesidades y prevenir los peligros del camino”.
“Nos dieron elementos y mayor información para identificar los problemas de las niñas y jóvenes. La idea es saber ayudarlas”.
