Ayudar en el trabajo de la comunidad

A veces criticamos a quienes están al frente de nuestras comunidades, porque creemos que no lo están haciendo bien. 

Puede ser cierto. Pero la verdad mayor es que también nosotros nos quedamos con los brazos cruzado. 

Esta semana, la Palabra nos está animando a “tomar la posta”, es decir, asumir la responsabilidad que han dejado vacante otras personas, o ayudar para que el trabajo se haga mejor en equipo. 

Muchos de nuestros agentes de pastoral están solos en la batalla. Tal vez le venga bien una mano, con ideas nuevas, arriesgadas tal vez, pero necesarias porque nuestras comunidades parecen cada vez más indiferentes. 

Pero el trabajo empieza en cada corazón. Pedirle al Señor que nos encienda el fuego que necesita nuestro espíritu, de manera que dejemos de estar a un lado del camino mirando nada más o, en el peor de los casos, criticando lo que hacen los demás. 

También quienes ahora están al frente de las tareas de catequesis, de pastoral de la salud, de la liturgia, de atención a niños y ancianos, debemos abrir espacios para manos frescas, para aquellos que están ansiosos de ayudar, y permitir que ellos lleguen con su viento e ideas nuevas, y novedosas perspectivas.

Es importante estar pendientes de los signos de los tiempos. Entender y aceptar cuándo se abre una posibilidad que requiere nuestras ideas, trabajo y colaboración entusiasta.

Las comunidades de todo tipo, de manera especial las familias, el vecindario y las parroquias, están urgidas de manos nuevas y participación activa. Echemos una mano ahora que podemos. 

¡Ánimo!