Comisión Arquidiocesana de Catequesis
Desde los orígenes de la Iglesia, la iniciación cristiana ha sido algo más que una enseñanza. Es una experiencia, un anuncio del Dios vivo personificado en Jesucristo que hace brotar la fe, seguido de un proceso gradual de crecimiento y maduración de la misma, de iniciación en la Palabra para que, luego de que la persona muestre señales de conversión, reciba los sacramentos y sea integrado en la comunidad cristiana. Esta antigua práctica eclesial, el catecumenado, cayó en desuso con la conversión masiva de cristianos, pero fue recuperada después del Concilio Vaticano II, por la necesidad de reiniciar en la fe y en la vida cristiana a aquellos bautizados que, a pesar de haber recibido ya el don de la gracia bautismal, no disfrutaban efectivamente de su riqueza. Hoy, se habla de inspiración catecumenal de la catequesis, pues se requiere iniciar en la fe y llevar al cristiano de hoy al descubrimiento del misterio de Cristo y de la Iglesia, de manera similar a como se hacía en la iglesia primitiva.
La catequesis requiere asumir el estilo y dinámica del catecumenado para responder a las necesidades actuales |
El catecumenado es una «verdadera escuela de formación para la vida cristiana» (AG 14), un proceso estructurado en cuatro tiempos o períodos, acompañado de signos, ritos y celebraciones, para llevar gradualmente a la persona hacia el encuentro pleno con el misterio de Jesucristo. La catequesis es “inspiración catecumenal”, pues no quiere reproducir al pie de la letra el catecumenado, sino asumir su estilo y dinámica para responder a las necesidades actuales.
Luces. Necesitamos iniciar gradualmente en la fe
y en la vida cristiana
La progresiva secularización del mundo contemporáneo ha hecho surgir la necesidad de restablecer una catequesis de inspiración catecumenal. Hoy se requiere, más que una enseñanza cristiana, una formación gradual de iniciación en el misterio de la salvación, en las prácticas evangélicas y en las celebraciones litúrgicas, que lleve a los discípulos a unirse plenamente con Jesucristo.