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El Catequista es agente de Esperanza que nos reanima como agua viva

El Catequista es agente de Esperanza  que nos reanima como agua viva

En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación, sin embargo es la fuente de nuestra alegría.

Comisión Arquidiocesana de Catequesis          

 En este momento particularmente difícil para todos, el catequista vive con objetividad y sin miedo frente a las situaciones de nuestro tiempo y promueve el perdon, la gratitud y la solidaridad, que son el deseo natural que reside en todo ser humano de cara a momentos tan sensitivos como el que se vive estos dias. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos.

A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia.

Un catequista tiene Esperanza en el Amor de Dios Padre

En la catequesis proponemos vivir una Cuaresma con esperanza, sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios hace nuevas todas las cosas. Necesitamos insistir en la catequesis en esta esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día y estar dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza.

A nosotros catequistas, nos toca proponer ejemplos como el de la samaritana:  a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, que al principio ella no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un agua viva. Naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda.

Luces: No dejemos pasar en vano este tiempo cuaresmal, anunciemos la Esperanza.

Así pues, en este tiempo favorable, al anunciar su pasión y muerte, Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará» (Mt 20,19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.