Uno de los objetivos del protocolo es la prevención y el poder darles a los niños la educación y las herramientas contra estas situaciones de las que pueden ser víctimas, aun en los lugares donde se creen seguros.
Por Elizabeth Muñoz de Lao.
En el marco del Día de la Educación Católica, fue firmada el acta del “Protocolo de Prevención y Acción contra el Acoso y Abuso a Menores”, por parte de los directivos de colegios que hacen parte de la Federación de Educación Católica de Panamá (FECAP).
Estudiantes y docentes de 15 centros educativos católicos del país se reunieron en la Catedral Santa María La Antigua para participar en el acto protocolar de firma, que formaliza la implementación del protocolo, y en la eucaristía que presidió monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá.
El arzobispo fue enfático al expresar que “como Iglesia tenemos que pedir perdón humildemente por las víctimas que se han podido crear en algunos de nuestros ambientes”.
En ese sentido recalcó que el compromiso de la Iglesia es “generar protocolos para que nuestros lugares sean cada vez más seguros y así poder proteger a los menores de edad”.
La educación católica busca crear ciudadanos que transformen nuestras realidades mediante los valores humanos.
Manifestó el arzobispo que en nuestra Iglesia tiene que haber “tolerancia cero” con los abusos a menores y argumentó que deben existir leyes más fuertes en contra de estos delitos.
Por otro lado, ponderó la labor de los docentes al reconocer esa misión que el educador católico viene realizando desde los inicios de nuestra nación panameña. “Entre los compromisos y las exigencias de la educación católica en Panamá está también crear buenos ciudadanos, que respondan a las transformaciones de nuestras realidades a través de los valores humanos”, puntualizó el arzobispo.
Las cifras de la vergüenza
En Panamá, las cifras, actualizadas a julio de 2023, son preocupantes: el Ministerio Público, en el renglón de adolescentes, contabiliza 3,375 casos de violación y otros delitos sexuales, de los cuales 1,436 corresponden a violación, 1,177 a acceso sexual con mayores de 14 años y menores de 18, y 16 a acoso sexual, entre otros.
En tanto, 257 corresponden a corrupción de menores, explotación sexual comercial y demás delitos relacionados.
Sin embargo, muchos de los casos no han quedado impunes. En lo que va del año, se ha capturado en el país a más de 400 presuntos abusadores sexuales.
Todos contra el abuso
Ante esta situación, Monseñor Ulloa expresó su deseo de que más iniciativas, como la firma de este protocolo, se puedan replicar en otras instituciones y señaló que uno de los objetivos más importantes es la prevención y el poder darles a los niños “la educación y las herramientas” en contra de estas situaciones de las que pueden ser víctimas, no sólo en sus colegios, sino también en sus ambientes familiares y comunitarios.
Reflejar el amor hecho acción
La edad escolar es un período en el cual los niños tienen que adaptarse a la convivencia, sostiene el médico psiquiatra, Gaspar DaCosta. Es normal que haya fricciones entre ellos que se pueda traducir en actos de violencia, dice. En estos actos se reflejarán los patrones aprendidos en el hogar y en la comunidad.
La violencia se expresa de diferentes maneras: puede ser bullying o actos de violencia entre los niños que reflejen experiencias traumáticas en otros entornos. Por ejemplo, los niños sobrevivientes de violencia o abuso sexual tienden a ser más inquietos, irritables, aislados, desconfiados o, incluso, a repetir con otros niños lo vivido.
De ahí, la importancia de que los ambientes escolares se conviertan en espacios de modelamientos de conductas solidarias. Los colegios católicos deben reflejar la realidad del amor hecho acción, centro del Evangelio de Jesús, expresa DaCosta.