¿Cómo mejoramos la sociedad?

¿Cómo mejoramos la sociedad?

No hace mucho tiempo, los inversores miraban hacia América Latina con enorme interés. El péndulo parecía oscilar hacia una nueva era de reformas y apertura, con buenas perspectivas para los negocios y las inversiones. Pero esto se verá afectado por la ola de protestas que azotó a varios países de la región, sobre todo a Chile en el 2019, un ícono hasta ahora de estabilidad y seguridad.

Sobre esto, nos dice Alejandro Werner director del Hemisferio Occidental del FMI: “Este es un desafío significativo. Los altos niveles de desigualdad y la falta de oportunidades económicas siguen siendo una fuente de descontento para la población y perjudican el crecimiento económico”.

Esto se debe a que en nuestros países no se da una buena y justa distribución de las riquezas. Por ello, aunque exista un buen crecimiento económico, no se refleja en el desarrollo humano de nuestra gente.

El detonante principal de la crisis socioeconómica en los países Latinoamericanos es el flagelo de la corrupción. Esto no es nuevo, se remonta a inicios republicanos. Y ha ido en aumento hasta llegar a un grado intolerable. Porque afecta la economía, aumenta el gasto público y desvía recursos que pueden utilizarse en salud, educación y programas sociales. Este flagelo lo vemos a todos los niveles. Se han perdido los valores morales y cristianos en nuestras sociedades. Debemos ver estas realidades a la luz de la fe, volver al núcleo del mensaje cristiano, y crear en nosotros la conciencia de su verdadero sentido y de sus urgentes respuestas. Preguntémonos

¿Por qué en nuestros países de mayoría cristiana, no se ve reflejado el Evangelio en las personas?

La evangelización es un proceso que lleva a la transformación, pero no se puede limitar al contacto personal; más aun, debe llevarse a mayores dimensiones y a las situaciones y ambientes donde tales personas viven y trabajan.

Es necesario estudiar los ambientes decisivos que vamos a evangelizar y seleccionar en ellos a las personas capaces de transformarlos. Porque en cada ambiente hay personas que, por diversas circunstancias, pueden influenciar a los demás. Personas capaces de comprometerse a trabajar en la evangelización de su entorno.