A pesar de las pruebas que tengamos, este 25 de diciembre compartamos en familia el nacimiento del Niño Dios.
Redacción
Estoy segura que nadie imaginaba pasar una Navidad como ésta. Todos los años esperamos a las 12:00 a.m. para abrazar y saludar a nuestros seres queridos, pues ¡Ha nacido el Salvador! Como hablábamos el domingo a pesar de las pruebas que tengamos, este 25 de diciembre compartamos como hace mucho no lo hacíamos en familia.
Abre tu corazón y tus oídos y veamos en nuestro interior qué es lo que quiere Dios.
No es un secreto que ya no valoramos el verdadero significado de esta fiesta y como escuchaba hace unos días en la radio, quizás por primera vez dentro de nuestro hogar podremos ver lo que hace muchos años no veíamos, más que las comidas, los regalos y lo material, 
valoremos que estamos con nuestra familia que el Niño Dios en su nacimiento nos ha traído a pesar de todo paz y alegría con su llegada, que más allá de lo material, nazca en cada uno un corazón dispuesto a confiar en Él, a amar a los demás y agradecer por todo lo que nos da.
No soy la persona indicada para decirte cómo pasar esta Navidad, pues también soy humana y me lleno de miedo, pero si te puedo decir que abras tu corazón y tus oídos y veamos en nuestro interior qué es lo que quiere Dios para nuestras vidas con su llegada, ahí en familia diles a todos cuánto los amas y cuánto agradeces a Dios por tenerlos.
¡Que la llegada del Niño Jesús ilumine nuestras vidas y llene nuestro hogar de bendiciones! ¡Feliz Navidad, permítele al Niño morar en tu corazón!
