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Como San Pablo, intenta morir a su viejo yo para vivir en Cristo Jesús

Como San Pablo, intenta morir a su viejo yo para vivir en Cristo Jesús

Saulo de Tarso es el ejemplo perfecto de una verdadera conversión.  Su testimonio sigue inspirando la vida de hombres y mujeres que desean dejar atrás sus pecados, para transformarse por misericordia del Señor, en personas nuevas, dispuestas a seguir sus preceptos como discípulos y misioneros.

 

Por Marianne Colmenárez

Cuando Jesucristo se le apareció a Saulo de Tarso, no estaba precisamente orando en el templo ni leyendo las Escrituras. Estaba pecando, persiguiendo a los cristianos para asesinarlos, su celo por la preservación de la Ley judía lo había transformado en enemigo de todo aquel que se proclamase discípulo del Señor.

Para Saulo, como se le llamaba antes de su conversión, Jesús había sido un impostor, alguien que se proclamó Hijo de Dios y Mesías sin serlo.

Sin embargo, sólo le bastó un encuentro con el Resucitado para pasar de querer destruir la Iglesia a abrazar la causa del Evangelio. Sucedió que a las puertas de Damasco, una poderosa luz lo cegó, tirándolo por tierra. Entonces una voz le dijo: «¿por qué me persigues?», Pablo respondió: «¿Quién eres Señor?», a lo que la voz le contestó: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate y entra en la ciudad. Allí se te indicará lo que tienes que hacer».

Se dedicó a anunciar a Cristo en todos los lugares donde iba y a formar nuevas comunidades cristianas.

 

Fieles católicos recuerdan cada 25 de enero la única conversión que litúrgicamente es celebrada.

 

Lo que significó la experiencia del camino de Damasco para Pablo, fue para Carlos Arturo Vidal la vivencia del Cursillo de Cristiandad hace 34 años. Asegura que antes de vivir esos tres días de retiro, era un hombre que vivía en excesos de todo tipo, pero nulo en relación a la fe.

“Me gustaban las parrandas, los tragos, era mujeriego a morir. Iba a la Iglesia solo para acompañar a la noviecita de turno. De niño recuerdo que solo entraba a la parroquia los sábados para recoger, sin remordimientos, las moneditas que lanzaban los padrinos cuando celebraban un bautizo”, expresó.

Confiesa haber crecido en una familia campesina sin estudios, que tenía valores, pero vivía muy alejada de la fe.

“Nunca hubiese imaginado que al aceptar la insistente invitación que me hizo un compañero de trabajo para participar en un cursillo, iba a encontrarme por primera vez con el mismísimo Jesús y su misericordia. Al igual que a Pablo de Tarso, el Señor me tumbó del caballo, me mostró el camino que me serviría para dejar morir ese hombre viejo lleno de pecados, solo Él me convertiría en criatura nueva”, destacó Carlos.

 

Carlos Vidal ha conseguido en las cartas de Pablo dirección y fortaleza.

 

Desde entonces, aferrado a su Palabra y a la vivencia de los sacramentos asumió la misión de fermentar de Evangelio los ambientes, especialmente su metro cuadrado, la familia. Se dedicó a leer, escudriñando la mayor cantidad de libros posibles.

Sirvió por más de 20 años como catequista de jóvenes y adultos en su parroquia San Judas Tadeo, ubicada en Jardín Olímpico.

“A todos, especialmente a los muchachos les compartía la Buena Nueva, pero hablando también de mi historia pasada, de lo que era antes de encontrarme con Jesús. Deseaba hacerles entender que todos somos pecadores, pero el Señor nos ama a pesar de todo”.

Desde el 2018, Carlos Vidal se reactivó en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), ahora con 72 años de edad se estrena como presidente del Secretariado de este apostolado, del cual se siente realmente enamorado.

 

Patrono de los Cursillistas

Aníbal Ortega, profesor de la Escuela de Dirigentes del MCC Panamá, manifiesta que, en 1963, el papa Pablo VI designó a San Pablo Apóstol como santo patrono de los cursillistas.

“Aunque el Cursillo es profundamente cristocéntrico en la doctrina que proclama, en la vida que ofrece y en el futuro que anuncia, se nos presentan en las actividades de postcursillo la figura de San Pablo Apóstol, como un modelo de inspiración en la misión”, dijo.

En cada epístola se siente el amor que Pablo tenía a las comunidades.

“Sabemos que luego de su conversión se entrega totalmente a la evangelización de un mundo que no es creyente, esto le llevó a sacar fuerzas de donde no tenía y entregarse a la acción del Espíritu Santo. De esta manera tiene el poder de la Palabra, el método adecuado a la hora de anunciar a Jesús”.

Ortega asegura que esta fiesta nos llama a realizar una experiencia similar; a volver a encontrarnos realmente con el Señor. “Él sale constantemente a nuestro encuentro, como salió por Pablo.  Se manifiesta en el nacimiento de un hijo, en la enfermedad de un familiar, en un fracaso escolar, en una película en la que sintamos inspiración o en una canción que nos retumba por dentro”, explicó.

 

Inspirados en su Santo Patrón

Fieles comprometidos de la parroquia San Pablo Apóstol de La Locería, comenzaron un camino de preparación espiritual inspirados en la conversión de su santo patrono.

En el Triduo profundizarán sobre las virtudes de este gran Apóstol.

Su párroco, el sacerdote José Popito Quezada, explica que, “a través de Encuentros Vecinales han podido profundizar específicamente en la experiencia de conversión de San Pablo. Tratamos de ir más allá de la historia de su caída camino a Damasco, en sinodalidad nos escuchamos y dialogamos con el propósito de convertirnos en verdaderos discípulos y misioneros de Jesús”.

“Todos los agentes de pastoral, catequistas y demás fieles, incluyéndome, renovaremos nuestras promesas bautismales y por consiguiente renovaremos así la vida de nuestra parroquia”, resaltó.