El estilo de vida de Jesús fue apreciado por hombres y mujeres de la Iglesia de los primeros tiempos. La radicalidad de su castidad, pobreza y obediencia fue abrazada por aquellos que se alejaron al desierto y por quienes iniciaron a vivir en comunidad. Desde entonces, se ha demostrado tener un llamado de parte del mismo Dios para comunicarse con Él, para penetrar en su intimidad a la manera de Jesucristo.
Este ejemplo de llamado lo han mostrado en Chitré, con la presencia de cinco comunidades religiosas femeninas y una comunidad masculina. Ellos son: Las Agustinas del Convento San José, su misión es de clausura en la pastoral del colegio que dirigen. Las Hermanas Teresianas del Espíritu Santo están encargadas de diversas pastorales en la diócesis.
Por otro lado, las Hermanas de las Pequeñas de María Rosa Mística, ubicadas en Los Pozos en Santa María. Las Hermanas Catequistas en Macaracas, su labor es parroquial y atienden un centro de niñas. Las Agustinas Hermanas del Amparo que estan en la parroquia Nuestra Señora del Rosario en Chitré y la comunidad de los Frailes Agustinos OSA, que regentan la parroquia
Dentro de este contexto surge la vida religiosa en la iglesia, esta nace en medio de la comunidad y es para su servicio. Describe Monseñor Rafael Valdivieso que el mismo evangelio evidencia que Jesús dirige la llamada a los primeros discípulos para que estuvieran con Él. En la vida consagrada se vivencian diversos carismas, pues cada comunidad religiosa nace ante diversas realidades en la Iglesia.
Vida Consagrada
El pasado 2 de febrero se conmemoró el día de la vida consagrada y fue un momento propicio para compartir un espacio teológico con las hermanas y hermanos consagrados. El padre Miguel Ángel Keller explicó una temática desde la constitución Dogmática Lumen Gentium y documentos de la Iglesia que iluminan la vivencia de la vida consagrada, señalando que ellos se vivencian desde estos niveles: humano, cristiano, religioso y el carisma, desde la relación con Dios, con los otros y el mundo.
Durante el tema, el padre Keller recordó las palabras del papa Francisco, en cuanto a la invitación de vivir el pasado con gratitud, el presente con pasión y el futuro con esperanza. Además cómo ante cada una de estas virtudes podemos realizar un discernimiento, que ayude actualizar desde nuestras realidades la llamada. Este encuentro culminó con la celebración de la Eucaristía presidida por Monseñor Rafael Valdivieso Miranda, en el colegio Agustiniano de Chitré.