“Los Samaritanos de Markowa”, así se titula la exposición instalada en la Iglesia San Francisco de Asís. Mediante fotografías y documentos, el visitante podrá profundizar en la historia de este grupo familiar polaco martirizado por el régimen nazi.
Por Marianne Colmenárez
Hace casi dos meses, la Iglesia Católica beatificó a la primera familia completa, los Ulma. La historia de este matrimonio polaco, formado por Józef y Wiktoria y sus hijos, masacrados por refugiar en su casa a ocho judíos durante la Segunda Guerra Mundial, puede ser conocida por todo aquel que desee recorrer cada panel situado en una de las naves de la Iglesia San Francis de Asís, en el Casco Antiguo.
Hasta el 10 diciembre tienen para hacer su recorrido completamente gratis.
“La exposición fue preparada por el Instituto del Recuerdo Nacional de la República de Polonia, gracias a la cooperación de las Iglesias del Casco Antiguo”, informa Joanna Zakrzewska, jefa de los Asuntos Políticos, Económicos y Culturales de la Embajada de Polonia en Panamá.
Explica que quienes vengan a la parroquia, conocerán mediante fotografías y documentos la historia de Los Samaritanos de Markowa como son conocidos. También sobre la vida de la comunidad polaca y judía de ese momento y sobre la realidad de la ocupación alemana.
“En ese momento, cualquiera que ayudara a los judíos se enfrentaba a la pena de muerte”, afirmó.
El padre Javier Maña manifiesta que esta muestra nos presenta el testimonio de una familia cristiana que asumió con valentía las consecuencias de ser fiel a la Palabra. “Arriesgaron sus vidas por su amor a Cristo y al prójimo. Tras la investigación necesaria para la instrucción de la causa de beatificación, el papa Francisco declaró a toda la familia mártir”.
El Santo Padre les declaró mártires, incluido el bebé que llevaba en el vientre Wiktoria Ulma.
Historia
La familia Ulma fue delatada por un policía polaco. En la madrugada de los crímenes, los niños Stanislawa, Barbara, Wladyslav, Franciszek, Antoni y María fueron los últimos en ser asesinados. Los primeros en caer acribillados, el 24 de marzo de 1944, fueron los ocho judíos que desde hacía año y medio vivían escondidos en el desván de la granja.
