Creerle a Dios debe ser la meta durante esta semana

Creerle a Dios debe ser la meta durante esta semana

Cuando Dios promete algo, lo cumple. Él no es como nosotros los mortales, que decimos una cosa y hacemos otra. Nuestro Padre ha sido fiel en el pasado, es fiel en el presente, y seguirá siendo fiel siempre.

Entonces, ¿por qué vivir pre-ocupados? ¿Por qué la ansiedad? ¿Por qué el miedo? Es verdad que estamos viviendo tiempos inéditos para toda esta generación, pero no son ni por asomo los peores de la humanidad. La serenidad es un signo de quien confía.

Esta semana, pues, en la que recordamos al Dios que se hizo humano para caminar junto a nosotros, y salvarnos desde nuestras propias limitaciones, el Señor nos pide que nos abandonemos en Él; que le creamos cuando nos dice que nos ha salvado, y que su Reino es posible para todo aquel que pone su confianza en Lo Alto.

El ejemplo más claro de lo que es confiar a pesar que el horizonte se vea empañado es María, la virgencita prudente.

Nunca como antes esta generación vivió momentos tan desconcertantes. Más que por los hechos mismos, por el impacto global de cada acontecimiento. La velocidad a la que se mueve la información, y el estremecimiento que causa en la audiencia, provoca con facilidad que los espíritus tiemblen.

En ese contexto Dios nos dice “¡Calma! ¡No tengas miedo!” y nos pide que demos ese salto de fe que provoca serenidad en el alma.

No se trata de volvernos indiferentes o darle la espalda a la realidad para vivir en un mundo de fantasías. Todo lo contrario: es entender la vida en su justa medida y afrontarla con la calma de un hijo de Dios que confía en su Padre, y que sabe que nada malo le puede pasar, porque es heredero de un poderoso gigante que todo lo tiene bajo control. ¡Esa es la actitud que nos pide Dios!

¡Ánimo!