Dejar todo y entregarnos por el Reino de los Cielos

Dejar todo y entregarnos por el Reino de los Cielos

Esta semana el Señor nos está pidiendo que dejemos los paños tibios y la doble cara. Un cristiano comprometido en serio, se esfuerza por emprender cada día un trabajo real para que reine la Justicia y la Verdad, y no transa con lo oscuro. 

El Reino de los Cielos, si bien puede ser considerado una de las más preciosas «Utopías» , no es algo abstracto y vacío. Por el contrario, es un proyecto de vida cargado de contenido y sentido.

Sí, ese Reino comporta una exigencia que en muchas ocasiones genera inseguridad, pues se descubre que hay que desapegarse y desprenderse de hecho de muchos «bienes» que atan, e ir al encuentro de la absoluta posesión del Reino, como el mayor tesoro. Quien ha descubierto desde su práctica concreta en la vida los valores del Reino… encontró lo que buscaba, la mejor «perla» que podía imaginar.

Pero es incoherente pretender vivir en clave de Reino, y al mismo tiempo abusar de los demás, colarse en las filas, mentir para obtener beneficios materiales o de influencia; tener un suelo y no trabajar para ganarlo o, en las actuales circunstancias, engañar para que te den bono solidario cuando en realidad no lo necesitas o cuando ya tenías uno. 

Esta oferta del Reino que propone Jesús, espera y requiere hombres y mujeres capaces de incorporar y encarnar los valores del Reino en las realidades sociales en las que vivimos, con sus luces y sus sombras, sus retos y –a veces– sus inmensas tentaciones. Encarnemos estas semana los más altos valores de ese Reino, sin que se nos salga el cobre, como se dice en buen panameño.

 ¡Ánimo!