Dentro del mes de la Creación: inequidad planetaria

Dentro del mes de la Creación: inequidad planetaria

FRANCISCO J. ESPINO GONZÁLEZ 

La carta encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común (nuestro planeta tierra), el Papa Francisco nos dice que vivimos una inequidad planetaria; nos recuerda que “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podemos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a las causas, que tienen que ver con la degradación humana y social”, (LS  48).

La iglesia sostiene que el ser humano posé una dignidad inviolable; es una creatura de Dios que representa al Creador; el ser humano no es algo sino alguien y por eso posee un valor incomparable.  Agrega que la familia es por igual creadora como Dios, y como seres humanos participamos en la fuerza autora de Dios al ser sociales y relacionarnos con los demás.  De allí que seamos responsables  de la creación, de su cuidado y de toda persona.  (docat 47 ss).

Se conoce como geografía humana la ciencia que estudia la interacción humana en su espacio – ambiente; es la rama de la geografía que se encarga de estudiar las sociedades humanas desde la perspectiva de los espacios en que se habita.  

La iglesia exige plantearse con urgencia un diálogo sincero, abierto y valiente sobre la forma en que se está construyendo el futuro del planeta; entre nosotros, de nuestro país, de nuestra región, la comunidad, nuestro barrio y nuestra casa.  De la necesidad de cambiar nuestros comportamientos como desafío ambiental, ante la crisis climática que vivimos.

La encíclica Laudato Si hace referencia a la raíz humana de la crisis ambiental, estamos convencidos que nuestro comportamiento influye afectando en diversos niveles al ambiente, se crean influencias negativas a la salud de las personas.  Nos hemos acostumbrados a crear espacios a sectorizar las áreas, a buscar soluciones estéticas a los problemas ambientales; sin embargo hoy todos sin distinción alguna estamos sometidos a un virus invisible a nuestra vista como lo es el covid-19.

Lo cierto, es que el Papa Francisco, por medio se la encíclica Laudato Si, nos exige a ejecutar un verdadero proyecto ecológico y social, que integre la justicia social en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres.  Nos recuerda que hay que prestar atención al actual desequilibrio en la distribución de las riquezas, que ofrece la naturaleza y forman parte de la creación; no estamos aquí para dominar o sentirnos dueños de todo lo creado.

Ya hace más de 25 años de La Declaración de Río (Brasil), sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo; esta tenía entre otros objetivos el de establecer alianzas mundiales equitativas mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, sectores sociales y las personas, procurando respetar los intereses de todos los seres humanos, de proteger la integridad de los sistemas ambientales y de un desarrollo mundial sostenible.   

En principio, citando La Encíclica, todos los seres humanos tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza; en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras; a la protección del medio ambiente constituyendo parte integrante del progreso. 

El Papa Francisco ha advertido por medio de la Encíclica, que no suele haber una conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos, a los maginados y a los pobres que son la mayor parte del planeta.  

Cambiar nuestro estilo de vida (Relacionada)

Hoy como siempre han estado presentes en el centro de debates políticos, económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de mera periférica.  

Se hace necesario saber que la pobreza y la marginalidad social es uno de los tantos generadores de impacto ambiental y esto es debido a su afán de subsistencia.  

Las regiones, así como los países y pueblos pobres, terminan hasta inconscientemente, devastando la naturaleza en búsqueda de recursos para su supervivencia.  (LS. 48 ss)

Debemos cambiar nuestro estilo de vida de descarte hacía los demás. Pongamos resistencia a los paradigmas impuesto por la tecnología como salvadora del mundo y así como al consumismo que nos aturde innecesariamente. 

Debemos tener en cuenta que, todos somos creaturas de este mundo compartido por un medio ambiente, que nos soporta entre otras creaturas de la creación.